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Del pasaje del Marqués de Santa Isabel al pasaje de Can Ricart

En estas últimas semanas estamos asistiendo a un encendido debate, a veces poco documentado, sobre el proyecto de conservación del recinto fabril de Can Ricart. Este debate parece haber surgido de la nada puesto que hace más de dos años, cuando el Ayuntamiento tramitó sucesivos planes de ordenación y los sometió al preceptivo proceso de información pública, nadie -ni plataformas, ni asociaciones, ni partidos políticos, ni ningún otro grupo de debate- presentó alegaciones o propuestas alternativas. Fue posteriormente cuando se planteó el valor histórico del conjunto y, escuchando esos nuevos criterios, el Ayuntamiento decidió paralizar el proceso de derribo ya autorizado para replantear el proyecto inicial.

El proyecto devuelve Can Ricart a la ciudad y a sus habitantes para su uso y disfrute

El resultado de la reflexión interna y externa, fruto de un largo proceso de debate e intercambio de pareceres en el que han podido participar no sólo las voces expertas en el conservacionismo arquitectónico industrial, sino también los vecinos de la zona y la propiedad -es obligación de la Administración escuchar a todos y buscar el interés común-, es el nuevo proyecto de ordenación de Can Ricart, que tiene como principal característica la conservación del recinto histórico.

Estamos hablando de un recinto privado formado por edificios industriales que configuran un paisaje de calles y plazuelas en un espacio cerrado, con un solo acceso para las personas autorizadas. La propuesta mantiene los límites existentes, pero integra en la ciudad el recinto antaño cerrado, privado, lo hace público. De hecho, en la guía de Barcelona, el pasaje del Marqués de Santa Isabel acaba en el número 40, que es justo donde está el límite de Can Ricart. Por tanto, la propuesta de ordenación urbanística que plantea el Ayuntamiento mantiene el recinto e incluso lo mejora porque, sobre la base de los edificios industriales existentes, garantiza la conservación de los elementos sustanciales de la memoria histórica del patrimonio industrial y, además, define un espacio urbano con usos múltiples, adecuados a la nueva realidad económica y social del siglo XXI, garantizando lo más emblemático. Define el futuro de Can Ricart. Un espacio para todos los ciudadanos, no privado y privativo como antaño. En definitiva, convertimos una fábrica en un trozo de ciudad. Se pasa del monocultivo; del uso exclusivo industrial privado, a la complejidad e intensidad propia de una ciudad abierta como Barcelona.

El proyecto de Can Ricart, compartido y asumido por los tres partidos que formamos el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona y también por la Generalitat, propone la conservación de la mayoría de edificios que, complementados con unos pocos de nueva construcción, sustituyendo los más deteriorados y de nulo valor histórico sin alterar la estructura interior del recinto y una correcta distribución de usos -mezcla de equipamientos como, por ejemplo, la Casa de les Llengües, actividad económica, espacio público y vivienda pública y privada-, refuerza la rica historia industrial de nuestra ciudad y su crecimiento, posibilitando que el antiguo recinto fabril, renovado, modernizado, actualizado en definitiva, siga desempeñando un papel urbano, social y económico enmarcado en el área del 22@.

La propuesta prevé aún otro elemento más de mejora de aquel entorno del Poblenou: la apertura, la continuación de la calle de Bolívia largamente reivindicada por los vecinos del entorno más próximo. De hecho, será una calle especial, adaptada a los edificios existentes -que se deban conservar- de las antiguas instalaciones de Can Ricart.

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El Ayuntamiento de Barcelona no va contra nadie. Estudia las situaciones, las analiza, intenta mediar -como es el caso- en los conflictos entre posiciones encotradas públicas o privadas y siempre, siempre, apuesta por el interés general, por lo que cree que es mejor para el conjunto de ciudadanos y ciudadanas. Es con este espíritu que ha enfocado el proyecto urbanístico de Can Ricart. Un proyecto que devuelve a la ciudad y a sus habitantes para su uso y disfrute, una parte de su historia. Un recinto fabril privado, obsoleto y desconocido hasta hace bien poco, que se convertirá en un espacio abierto, con actividad económica, vivienda, equipamientos, todo ello recuperando la memoria histórica del pasado industrial del Poblenou.

Algunos articulistas se preguntaban en las últimas semanas si realmente Can Ricart está salvado. Pues sí, esto es así. El recinto de Can Ricart se va a conservar, rehabilitar y revitalizar. Que no les quepa ninguna duda.

Xavier Casas i Masjoan es primer teniente de alcalde de Barcelona.

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