El pueblo que salvó a la Armada
Pescadores de Lira rescataron en 1966 a la tripulación de una fragata
Juan Manuel Gómez tenía 17 años y "muy poco miedo". "Ahora soy mucho más viejo y tengo bastante más miedo", confiesa Gómez, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Lira, en el municipio de Carnota (A Coruña). "Pero aquella noche me metí al mar con todos, sin pensar en lo que nos podía pasar. Uno de los hombres que saqué me preguntó: '¿Qué tierra es ésta?'. Le contesté en gallego: 'Esta é unha terra moi bonita".
Esa tierra era la punta rocosa de la playa de Ardeleiro, en el extremo de la llamada Costa da Morte, donde ayer se reunieron 48 hombres ya jubilados, con visera de la Armada y un espíritu de pandilla juvenil que les hizo gritar mientras se sacaban la foto: "¡Viva el Ariete, que vale por siete!". Los 48 formaban parte de los 166 tripulantes de la fragata Ariete, de la Armada, que en medio de un furibundo temporal encalló junto a la playa de Ardeleiro, el 25 de febrero de 1966. La población de Lira se echó al mar y logró rescatar con vida a todos, una gesta que le valió a Carnota la consideración oficial de pueblo humanitario.
"Sin la actuación heroica de aquellos hombres y mujeres, no estaríamos aquí", recuerda Juan Fanlo
"Fue un milagro", era la expresión más repetida ayer entre en el descubrimiento de un monolito de recuerdo en Ardeleiro. Pero Juan Fanlo Contreras, cabo primero del Ariete, se señala la imagen de Cristo en la solapa y discrepa: "Aunque la gente de aquí diga que fue un milagro del manto de la Virgen de los Remedios, yo digo que el verdadero manto fue la actuación heroica de aquellos hombres y mujeres, sin los que nunca estaríamos aquí". Fanlo ya había vuelto al lugar, hace 20 años, aprovechando un viaje y tenía perfectamente localizada la roca donde se afianzó uno de los cabos del buque. Pero otros, como Pedro Mendoza Salas, no habían regresado. "Y ahora siento una mezcla de alegría y de tristeza", evocaba Mendoza que, junto a sus compañeros, acudió al acto convocado por la Armada, la cofradía de pescadores y el ayuntamiento.
El Ariete, que iba de Ferrol a Cartagena, fue sorprendido por olas de 12 metros. Llegó hasta las islas Cíes, frente a Vigo, pero el viento roló súbitamente y lo empujó de nuevo a Carnota, 60 kilómetros al norte. El tripulante de un petrolero murió al intentar remolcarlo. También fracasó otra fragata, Legazpi, uno de cuyos marineros perdió un brazo. El Ariete se fue hacia tierra y encalló a 200 metros de la costa. Era la última hora de la tarde.
Decenas de hombres y mujeres acudieron a la playa, y entre el fuerte oleaje que embestía las peñas, ayudaron a enganchar el cabo tras horas de desesperación. Al caer la noche, dos tractores iluminaron la costa. Como el Ariete había perdido los botes salvavidas, la tripulación se las ingenió con unos grandes canastos que había a bordo para deslizar a la gente a tierra. "Las mujeres se ataban sacos a la cintura para aguantar la presión. Había tal compañerismo que nadie quería ir primero", relata Mendoza. "Al llegar a la playa, volaban las botellas de coñac que habían traído los vecinos".
El alcalde de Carnota, Xosé Manuel García, que presidió los actos de ayer con el almirante jefe del arsenal de Ferrol, Francisco Cañete, tampoco se sustrajo al recuerdo: "Tenía 11 años y no me dejaron ir a la playa. Pero me quedó grabado el olor a fuel. No volví a sentirlo tan fuerte hasta 36 años después, con otro barco muy distinto, el Prestige".
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