"Se ve bien pegar a los niños"

Como otros británicos de su generación, el periodista Peter Newell, de 64 años, estudió en un colegio en el que legalmente podían azotarle. Por suerte, nunca le pusieron una mano encima. Pero cuando creció peleó para que se prohibiera pegar en las escuelas de su país. Desde hace cuatro años abandera la Iniciativa Global para Acabar con el Castigo Corporal, una plataforma de presión que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas y una miriada de asociaciones. En su página web www.endcorporalpunishment.org se puede comprobar la negra geografía del castigo físico en el mundo. Se ve, país por país, dónde -en el colegio, en la familia, en los centros de acogida- está permitido pegar a los niños. España está señalada con un borrón: no prohíbe explícitamente el castigo corporal en la familia. El Código Civil establece que "los padres podrán corregir razonable y moderadamente a los hijos". Esta semana, en Mónaco, Newell vió como un grupo de chavales escenificaba en un congreso del Consejo de Europa dos caras de la violencia que enfrentan los niños: un padre bebido pegaba a su hija y una profesora zarandeaba a una alumna. Luego, los improvisados actores preguntaban a los expertos donde podrían acudir las niñas agredidas. Alguno de ellos titubeó. "La sociedad debe proporcionar a los chavales un lugar seguro al que puedan acudir, que no sea un juzgado", dice Newell.

Pregunta. ¿Por qué se involucró en esta iniciativa?

Respuesta. Es que el castigo corporal es la parte más simbólica del bajo estatus que tienen los niños en la sociedad, de que se cree que son propiedad de los adultos. La gente todavía piensa que está bien pegarles. He trabajado durante más de 30 años en temas de infancia y por eso sé que es un asunto inevitable.

P. ¿Cuál es la manera más efectiva de acabar con la violencia contra los niños?

R. Lo primero es que la ley lo prohíba. Si la ley dice que está bien pegar, las campañas de educación no pueden hacer mucho, porque hay una actitud muy tradicional detrás del hecho de abofetear a los niños. Hay que tener una ley muy clara y por supuesto, hacer campañas de mentalización y promover medidas mejores para educar.

P. En España, un 60% de los padres creen que no es malo dar un cachete a sus hijos.

R. Bueno, en el Reino Unido depende de cómo se exponga el tema. Si se pregunta si abofetear a los niños debe prohibirse, un 80% dice que no. Pero si se les consulta si los niños deben tener la misma protección legal que los adultos, entonces un 70% o un 80% dirán que sí. Pero en general, la opinión pública inglesa está en contra de prohibir el castigo físico.

P. Un experto apuntaba que estaría bien que los niños tuvieran un número de teléfono para denunciar las agresiones.

R. Eso es útil, pero las investigaciones sobre personas que han sufrido abusos sexuales revelan que muchos no lo contaron porque, al ser el agresor parte de su familia, temían que su mundo se deshiciese, que la familia se desmontase. Por eso, necesitan, además de la intervención de los servicios sociales para los casos más graves, poder hablar de ello con alguien confidencialmente.

P. ¿Y las escuelas de padres?

R. Lo útil es que los padres tengan sitios donde hablar entre ellos, porque los problemas que tienen son similares, y cuando comparten su experiencia ven que es mejor estimular a su hijo y dedicarle tiempo que darle un cachete.