La discriminación salarial crea pobreza
Un estudio asegura que si hombres y mujeres cobraran lo mismo, la miseria se reduciría un 10%
Casi nadie discute que las trabajadoras europeas cobran menos de media que sus colegas varones. Estudio tras estudio, en España y en Europa, se constata la discriminación salarial de las mujeres. Los últimos datos oficiales de la Unión Europea (UE) aseguran que la brecha entre el salario de los hombres y el de las mujeres está en el 15% de media. Una de las últimas investigaciones en este terreno, presentada esta misma semana en un seminario de la Fundación BBVA y el Ivie en Sevilla, da un paso más y constata que son las familias con rentas más bajas las que sufren en mayor medida esta situación injusta. El estudio, llevado a cabo por los profesores de la Universidad de Vigo Carlos Gradín, Coral del Río y Olga Cantó, concluye que si se lograra eliminar este tipo de discriminación, la pobreza se reduciría un 10% en España.
En algunos países, como España, Francia y Alemania, más del 90% de las trabajadoras cobran entre 90 y 120 céntimos menos por hora
La investigación constata que en algunos países europeos, como España, Francia y Alemania, más del 90% de las mujeres empleadas cobran entre 90 y 120 céntimos de euro menos por hora trabajada que los hombres con empleos similares. Esto significa una merma de entre el 5% y el 6% de los ingresos familiares, calculan los investigadores.
Bélgica y Dinamarca son, por el contrario, los países donde menor es la discriminación salarial de las mujeres. A pesar de ello estas trabajadoras perciben de media entre un 1% y un 1,5% menos que los hombres.
Las diferencias salariales entre hombres y mujeres afectan sobre todo a las familias con rentas más bajas. Las mujeres de este segmento suelen acceder a trabajos menos cualificados y, por lo tanto, peor remunerados. Esas bajas perspectivas de ingresos, según los profesores de la Universidad de Vigo, llevan a algunas mujeres a no intentar acceder al mercado de trabajo, lo que incrementa aún en mayor medida la pobreza de estas familias.
En el mismo seminario se presentó también un estudio de los profesores J. Ignacio García Pérez y Antonio Villar, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que sugiere que la mayor fuente de discriminación se debe a la participación de la mujer en el mercado de trabajo y a las mayores tasas de desempleo que sufre este colectivo.
La discriminación, sin embargo, varía mucho, según los grupos de edad y los niveles de estudio. Las jóvenes con estudios superiores la sufren menos.
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