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Corrupción en Marbella

Tigres, mansiones y un séquito de 'palmeros'

La operación policial Malaya, que ha permitido sacar a la luz la corrupción en la que se halla instalado el Ayuntamiento de Marbella, se desarrolló prácticamente sin incidentes. La única vez en que los agentes casi sacaron su arma reglamentaria fue cuando al inspeccionar la finca La Caridad, en San Pedro de Alcántara, propiedad de Juan Antonio Roca, se encontraron con un habitante inesperado. Un tigre, enjaulado, pero no por ello menos fiero, les recibió "a rugido limpio", aseguró ayer un oficial que participó en el registro de la mansión del que ha sido muñidor del urbanismo marbellí durante 15 años, ahora en prisión. Además de los delitos "típicos", como calificó el jueves su abogado al blanqueo de capitales, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias y cohecho, a Roca se le acusa de un delito ecológico.

Superado el susto del felino, los agentes se vieron sorprendidos por el lujo de la finca de Roca. Según su relato, La Caridad cuenta con tres residencias. La principal, con un salón de 300 metros cuadrados, está decorada con cabezas de animales salvajes, como jirafas, elefantes y rinocerontes. Además, hay otra casa "para el servicio" y otra para "invitados", así como un campo de fútbol de hierba y un helipuerto.

La entrada en el juzgado de Roca y, sobre todo, de la alcaldesa de Marbella, Marisol Yagüe, estuvo acompañada de toda la parafernalia a la que se acostumbra en los plenos del Ayuntamiento. "¡Te queremos, te queremos!", gritaban los fieles seguidores de la regidora, concentrados alrededor de las 9.00 en la sede judicial. Unos 50 familiares y vecinos (conocidos en Marbella como palmeros) madrugaron para sumarse a la veintena de policías y 30 periodistas, y jalear la llegada de Yagüe. Sin embargo, este recibimiento no fue pacífico y varios cámaras de televisión fueron agredidos.

"De buena familia"

En los juzgados marbellíes ayer se sucedieron las carreras entre los fotógrafos para lograr los primeros planos de los cuatro detenidos Tanto Juan Antonio Roca, como el secretario, Leopoldo Barrantes, y la alcaldesa llegaron esposados, aunque Yagüe camufló las esposas con una toalla. El único que se escapó a las cámaras fue el empresario Ismael Pérez Peña. "No te digo que no la hayan liado, pero seguro que es inocente porque viene de muy buena familia, y la conozco desde que llegó a Marbella de La Línea de la Concepción con tres años", comentaba una vecina que aplaudía con fervor. Los aplausos se volvieron a repetir ante la salida de Roca, que llegó a la prisión provincial de Alhaurín de la Torre en un todoterreno escoltado por la Policía poco después de las 17.00.

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