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Columna
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Balcanización en el portal de casa

Una de las peores perversiones de la democracia, incluso de las consolidadas, es perder el pudor de utilizar las instituciones de todos como trincheras desde la que disparar contra tus contrincantes. Esta práctica, que tan censurada debería estar en todos los ámbitos de la política, resulta bochornosa cuando te asalta a pie del portal de tu casa. Desde el pasado día 13 y hasta hoy, la delegación de Cultura del ayuntamiento de Málaga ha organizado un ciclo de conferencias bajo el título Reflexiones sobre España. Nación. Constitución. Han sido cinco las charlas, incluyendo una prevista para esta misma tarde. Todas con títulos para no llevarse a engaño: Yo digo: España; Los agujeros negros del 11M; En los Balcanes no entienden la Balcanización de España; El estado de las autonomías: el régimen andaluz y La Economía del Terrorismo Nacionalista. Se trata de la segunda convocatoria de un ciclo que empezó en 2005. Sí este año no hay dudas en los títulos, el año pasado tampoco cupieron sorpresas con los conferenciantes: Javier Zarzalejos, director del área de Constitución e Instituciones de la FAES y ex secretario general de la Presidencia de Gobierno en la etapa de Aznar; Jon Juaristi, catedrático de Filología Española y ex Director del Instituto Cervantes y de la Biblioteca Nacional, también en la etapa de Aznar; Gustavo Aristegui; diputado del PP por Guipúzcoa y portavoz de Asuntos Exteriores del PP y Serafín Fanjul, catedrático de Literatura Árabe de la Universidad Autónoma de Madrid, con un perfil reconocidamente revisionista.

En ambas ocasiones, el coordinador del ciclo ha sido Antonio Nadal, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga y ahora profesor en la de Sofía, en Bulgaria. Nadal figuró hace unos meses en la lista de independientes que bajo la denominación de Andaluces por el Cambio apoyaron un manifiesto en apoyo de Javier Arenas. El catedrático sabe de lo que habla. Él mismo ha cambiado. Fue dirigente del PSOE y en 1982 encabezó la candidatura del PCE por Málaga al Congreso de los Diputados. Como coordinador del ciclo se reservó la ponencia estrella: En los Balcanes no entienden la balcanización de España.

El año pasado los grupos de la oposición en Málaga pusieron el grito en el cielo y censuraron el sesgo único en la configuración del ciclo. Pidieron información sobre su coste y recibieron como única respuesta del concejal de Cultura, Diego Maldonado, que los conferenciantes no cobraban un euro. Este año al ayuntamiento de Málaga le ha salido todavía más barato que el anterior. El concejal de Cultura se ha ahorrado hasta las críticas del PSOE e Izquierda Unida, que no han hecho ni un solo reproche público sobre la programación. Sorprende que ya se hayan acostumbrado a aceptar como normal algo evidentemente anormal.

La simple enumeración de conferenciantes y títulos de las charlas llevan a una conclusión tan obvia que no merece mayor reflexión. Están en su derecho tanto el edil popular como el catedrático de invitar a quiénes les plazca, pero bueno será recordarles el deber de todo ayuntamiento democrático de organizar con dinero público iniciativas para los unos y para los otros y además no por separado. Ambos ciclos de conferencias se han celebrado bajo el paraguas de Málaga 2016, un proyecto municipal que aspira a lograr la designación de la ciudad como capital Europea de la Cultura. Un acontecimiento que debería ser un ejemplo de tolerancia y equilibrio ideológico, por lo que más le valdría al gobierno del PP obviar en el haber de la candidatura méritos tan dudosos como estas conferencias. Es tan estadísticamente imposible que uno tenga la razón en todo y tu oponente no la tenga en nada, como que en dos ciclos con diez conferenciantes no se haya colado un único miembro de la trinchera contraria si antes no se ha tenido el propósito de impedir que ello ocurriera. Este hecho sólo es entendible desde la miopía política y la intolerable utilización partidista de las instituciones. Si persisten en este camino, para el ciclo del año que viene les sugiero una ponencia: En el Vaticano no entienden que, para hacer méritos, algunos en Málaga sean más papistas que el Papa.

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