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Reportaje:

Los policías más discretos de la Costa del Sol

El Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado lleva un año luchando contra el narcotráfico en Málaga

Fernando J. Pérez

Los agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) en la Costa del Sol no visten uniforme, ni circulan en coche patrulla y su comisaría es una casa "no identificable" en algún lugar de los 90 kilómetros del litoral occidental malagueño. La discreción es una de las principales armas de este cuerpo policial creado a finales de 2004 como un tentáculo de los servicios centrales del Cuerpo Nacional de Policía para captar información y luchar contra todo tipo de delincuencia organizada en las zonas más conflictivas. Desde su fundación, los Greco, que dependen directamente de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) central, han desarticulado importantes grupos de traficantes -sobre todo de hachís-, han actuado contra bandas especializadas en delitos como el robo de vehículos y los atracos, y han detenido a numerosos ciudadanos extranjeros reclamados por sus países y escondidos en la Costa del Sol. Además, han colaborado en las operaciones policiales más significativas desarrolladas en la Costa, como la Ballena Blanca, contra el blanqueo de capitales, o la operación Nilo, contra la estafa de la lotería nigeriana, que acabó con 300 detenidos, la mayoría ahora en libertad bajo fianza. "En la actualidad estamos potenciando la investigación económica y patrimonial y el análisis de la información", afirma Javier (nombre ficticio), el inspector jefe de esta unidad, que prefiere ocultar su nombre mitad por seguridad mitad por modestia.

Los grupos delictivos están cada vez más especializados e interconectados
Muchas bandas vienen desde otro sitio, cometen el robo y se vuelven

Los 22 agentes que componen el Greco Costa del Sol actuaron por primera vez juntos en noviembre de 2004, con una operación "con escala en Granada". Allí se inició una investigación que obligó a los agentes a moverse por todo el litoral mediterráneo. Una banda de la mafia marsellesa robaba vehículos en Granada y los trasladaban a Torrevieja. En la ciudad alicantina, les cambiaban las placas de matrícula y los llevaban a Tarragona, donde se cargaban los coches con droga para introducirla en Francia. En Cataluña se detuvo a toda la organización y se intervinieron 3.500 kilos de hachís, varios vehículos y armas, entre ellas fusiles de asalto Kaláshnikov. "Para nosotros, la calle va desde Cádiz hasta la frontera con Francia. Puedes empezar una investigación en Málaga y no sabes dónde te va a llevar", asegura Javier.

A partir de esa operación, las actuaciones de los Greco se han sucedido y la información que han ido obteniendo comienza a dar resultados. De hecho, en lo que va de 2006 se han realizado casi tantas intervenciones como en todo el año pasado. "Nuestro primer objetivo es lograr información para poder actuar después. Y ahora manejamos más datos de los que podemos procesar", señala el inspector jefe, que no obstante asegura contar con "medios suficientes" para desarrollar su tarea. En la selección de los 60 agentes del Greco que se han desplegado tanto en la Costa del Sol como en Levante y Galicia se han presentado unos 500 aspirantes. "Todos los candidatos seleccionados proceden de la Udyco. Se buscaba un policía ni muy joven que sea inexperto ni muy mayor que haya perdido mucha agilidad física. Era importante conocer idiomas y estar familiarizado con las nuevas tecnologías, además de tener habilidades de conducción", afirma Javier. Además, ha de ser gente dispuesta a sacrificar gran parte de su tiempo libre: "Aquí trabajamos a todas horas, mañana, tarde, noche y fines de semana. Si los delincuentes no tienen horarios, nosotros tampoco", asegura.

Este perfil policial no es más que una respuesta a las nuevas necesidades que van marcando los delincuentes. "Los grupos delictivos están cada vez más especializados e interconectados", señala Javier, que habla de una "especie de división del trabajo" en las organizaciones. "Por ejemplo, en el tráfico de hachís, un grupo compra la mercancía, otro la alija, otra la almacena y custodia y otro la distribuye". Además, los métodos de los narcos van cambiando. "Las lanchas neumáticas se usan cada vez menos para meter droga en España, y los traficantes ya no buscan la ruta más corta y se abren hacia Almería o Huelva", constata. En vista de que el mar está cada vez más complicado, los traficantes han mirado al cielo. En diciembre de 2005 y en febrero de este año, los Greco han interceptado, en colaboración con la Udyco y el servicio de Vigilancia Aduanera, del Ministerio de Hacienda, dos avionetas utilizadas para introducir en España fardos de hachís. Estas actuaciones son las que más satisfacción han proporcionado este año a Javier, que lleva en la Policía desde 1978.

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Si la discreción es una de sus principales armas -"como los detalles de las operaciones se cuentan en los medios, los delincuentes se enteran y se van perfeccionando", se queja Javier- la sorpresa es otro factor fundamental en su trabajo. En la operación Gas-Gas, en la que se desmanteló, junto a la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), una banda de malhechores que reventaban con explosivos cajeros automáticos, los agentes esperaron a que los delincuentes salieran del prostíbulo en el que estaban celebrando su último golpe para detenerlos. "Era un grupo muy metódico y profesional, difícil de coger. Se notaba, por ejemplo, en la manera de esconder los coches", recuerda el inspector jefe. La cooperación internacional no es una figura retórica en el caso de los Greco, durante la conversación con EL PAÍS, Javier recibió una llamada de un colega de la policía alemana

El responsable de los Greco en la Costa tiene clavadas dos espinitas en su labor. La primera es que no se haya resuelto aún el crimen que costó la vida en Marbella a un niño de siete años y a un peluquero italiano, que fueron abatidos a tiros el 6 de diciembre de 2004, en un ajuste de cuentas en el que no tenían nada que ver. La segunda espina "son los delitos en los que se tiene la convicción de quién es el delincuente, pero no hay manera de probarlo".

Las luchas del Greco en la Costa

El Greco Costa del Sol tiene dos grandes ámbitos de actuación. El primero es la lucha contra el narcotráfico. "Por la proximidad con Marruecos, desde aquí sale el hachís que se distribuye por toda la Unión Europea. Además, con cada relevo que se hace se duplica el coste de la mercancía, por lo que sigue resultando muy atractivo", señala el inspector jefe Javier.

El responsable del grupo policial señala que, aunque en menor medida, comienzan a detectarse entradas de cocaína significativas desde el continente africano.

El segundo ámbito son el resto de los delitos que cometen los grupos organizados. Entre ellos destacan algunas de las infracciones que causan mayor alarma social, como los atracos en los domicilios y los robos de vehículos. "Los asaltos a chalés y a naves industriales tienen una complicación especial: cada vez hay más urbanizaciones y es difícil controlarlas todas y muchas bandas vienen a la Costa desde Madrid o desde otro sitio del interior, cometen el robo y se vuelven", afirma Javier.

En la provincia de Málaga se sustraen una media de 15 vehículos diarios, "aunque se recupera el 90%". Los coches sirven tanto para su exportación a países, sobre todo del Este de Europa, como para proporcionárselos a otras bandas para cometer delitos. "Casi todos terminan apareciendo abandonados", asegura Javier.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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