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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Los caminos del virus

Las vías de dispersión de la gripe aviar siguen provocando controversia científica

Al igual que ocurrió en otras crisis ambientales como la de Aznalcóllar o la del Prestige, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se ha convertido en el referente más fiable a la hora de abordar las incertidumbres que giran en torno al problema de la gripe aviar. Por encargo de este organismo, y coordinados por Juan Ortín, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, diferentes especialistas redactaron, a finales de enero, un completo informe en el que se reúnen todos los datos contrastados sobre esta enfermedad y los riesgos que de ella pueden derivarse.

Las aves silvestres tienen un notable protagonismo en el documento, por cuanto prestan hospedaje, de manera natural, a este tipo de virus. Sin embargo, los ornitólogos no terminan de precisar cuál es la importancia relativa de los movimientos migratorios, que protagonizan algunas especies de aves, en la dispersión de la epidemia.

Esta duda razonable sigue viva a pesar de las evidencias que estos días han aportado diferentes laboratorios y la propia OMS, para los que la migración de las aves, una vez examinado el perfil genético de los virus de gripe aviar presentes en diferentes países, ha sido, sin duda, el factor decisivo en la extensión de la epidemia.

Ruta diferente a las aves

El foco inicial de gripe aviar que afecta al sudeste asiático desde 2003 se extendió, en dirección noroeste, durante el verano de 2005, y ya a finales de otoño había alcanzado Europa, con brotes en Turquía, Rumania y Croacia. En el caso de que las aves migratorias, asegura el informe del CSIC, fueran el vector principal de dispersión del virus "esperaríamos que el patógeno se expandiera de forma principal a lo largo de la ruta migratoria y secundariamente saltara a otras vías migratorias cercanas, pero, sin embargo, el patrón de dispersión que ha seguido el virus es totalmente opuesto, siguiendo una dirección perpendicular a la de las rutas migratorias".

Es también curioso, añade el documento, "que la dirección principal de dispersión haya sido en dirección noroeste, cuando las aves migratorias viajan hacia el sur durante el periodo de dispersión". Esta tendencia se ha quebrado con los recientes casos en Italia, Grecia y, sobre todo, Nigeria (aunque este país importa aves procedentes de zonas afectadas), pero, aún así, los ornitólogos consideran que la información existente "no aporta pruebas concluyentes sobre la importancia de las aves migratorias en comparación a otras vías de dispersión, principalmente comercio de aves", de manera que "en la actualidad desconocemos la importancia relativa de estas dos vías de transmisión".

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Pero tenga mucha o poca importancia el fenómeno de las migraciones, de lo que no hay duda es de que el virus es capaz de viajar alojado en numerosas especies de aves silvestres, y por este motivo se ha extremado la vigilancia en los humedales españoles, a donde, en primavera, llegará una nueva oleada de animales procedentes de África.

No hay muchos trabajos sobre la presencia de virus de la gripe en aves silvestres, aseguran los expertos del CSIC, pero, aún así, citan un estudio serológico, realizado recientemente en Europa, en el que se analizaron 21.000 aves de 88 especies diferentes. Los patos, y en particular el ánade real, parecen ser los más vulnerables, ya que, en el caso de esta especie, "se llegó a encontrar casi un 64% de animales seropositivos, es decir, que en algún momento tuvieron contacto con algunos de los subtipos de virus de la gripe".

En el caso de Doñana, los análisis efectuados demuestran que algo más del 6% de las aves acuáticas, sin incluir las anátidas, han estado en contacto con virus de la gripe. En el grupo de las anátidas este porcentaje se elevaba, en algunas especies, hasta rozar el 10%. En todos los casos se trataba de subtipos víricos de poca virulencia que no afectan a humanos.

Aunque todavía no se haya resuelto la controversia a propósito de la importancia real que tienen las migraciones en la dispersión de la epidemia de gripe aviar, es obvio que las aves silvestres permiten la circulación constante de diferentes virus. En estudios sobre ánades reales se han encontrado virus de la gripe a lo largo de todo el año, siendo especialmente frecuentes al final del verano.

En las aves limícolas, sin embargo, es más frecuente la infección en primavera y otoño, mientras que en gaviotas y charranes sucede en verano y primavera. Es posible, por tanto, aseguran los especialistas del CSIC, "que los virus de la gripe se mantengan circulando durante todo el año por encadenamiento de infecciones en diferentes especies".

El peso del agua

Las aves acuáticas son los animales que hospedan, de manera natural, a los diferentes virus de la gripe. Y esto ocurre con mayor frecuencia que en otros grupos de fauna porque los humedales en los que habitan constituyen el factor clave que hace posible la transmisión del patógeno entre diferentes individuos. El virus lo contraen, principalmente, por ingestión de agua contaminada, aunque también pueden ser infectadas por aves domésticas. A diferencia de lo que sucede en los mamíferos, incluido el hombre, la gripe afecta al tracto gastrointestinal en vez de al respiratorio y, salvo raras excepciones, no se manifiestan signos clínicos evidentes, por lo que la enfermedad puede pasar inadvertida.

Los patógenos se liberan por las heces y son bastante resistentes. Se ha demostrado, asegura el informe del CSIC, "que el virus puede resistir hasta ocho días en heces de aves y cuatro días en aguas contaminadas". La capacidad de supervivencia de estos virus en los humedales está determinada por el ph, la salinidad y la temperatura del agua.

Asimismo, la renovación del agua y la profundidad que alcance en este tipo de enclaves son también factores importantes, ya que pueden determinar la capacidad de transmisión del virus y el tipo de aves que se van a infectar con mayor frecuencia, puesto que cada especie tiene unos hábitos diferentes y muestra predilección por unas zonas u otras en función, precisamente, de esos factores de renovación y profundidad.

Los virus de la gripe presentes en aves silvestres pueden infectar a otras especies y, así, se han documentado casos de infecciones directas desde aves acuáticas a cerdos, caballos, aves de corral y mamíferos acuáticos.

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