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El filo de la catana

Catana es el nombre de un tipo de espada, la más característica de la tradición guerrera japonesa que representan los samurái. Es de hecho un sable, con filo por un solo lado y cuya hoja tiene una longitud de más de 60 centímetros. Rodeada de una poderosa mitología, la catana es un arma muy peligrosa (aunque lo del pañuelo de seda de El guardaespaldas sea un cuento). No hay que olvidar que se trata de un refinado instrumento bélico y que, pese a la belleza de algunos ejemplares clásicos (las koto, o la legendaria nube blanca forjada por Masatoshi), fue diseñada y perfeccionada minuciosamente para matar. Existe incluso un término -wazamono- para definir la calidad del corte de una espada, que tradicionalmente se juzgaba por los efectos del golpe de prueba sobre un hombre vivo. La valoración máxima, saijyou-oowazamono, significaba que la espada cortaba completamente la parte del cuerpo que se golpeaba. La popularización de las catanas en este país viene de la mano de las escuelas de artes marciales y las películas del género, cuya última mutación ha sido la serie Kill Bill de Tarantino -sin olvidar Los inmortales-. Numerosos comercios ofrecen catanas de ínfima calidad, copias destinadas a satisfacer un sueño kitsch amamantado en los valores baratos de vídeos de peleas y seudoliteratura. No son armas que esgrimiera un Miyamoto Musashi, pero matan igual.

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