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Reportaje:FÚTBOL | Diez años de la 'ley Bosman'

Europa Club de Fútbol

La Liga tiene 111 comunitarios más que en 1996, y en este decenio 17 de los 20 equipos de Primera han jugado torneos europeos

Casi por casualidad, Jean-Marc Bosman, un desconocido centrocampista belga, inició hace 15 años una batalla legal que cambió para siempre el fútbol. Su club, el Lieja, le proponía renovar su contrato por la mitad de lo que cobraba al finalizar la temporada 1989-90. Él decidió fichar por el Dunkerque, de la Segunda División francesa, pero el Lieja, acogiéndose al derecho de retención, pidió 12 millones de francos belgas, cuatro veces la cantidad por la que se lo había comprado al Standard. Bosman no fue traspasado. Quedó suspendido de empleo y sueldo. Y un día llamó a la puerta de Jean Louis Dupont, el abogado especializado en derecho comunitario que salía con su vecina. "Mira lo que me pasa. ¿Esto no tendría que ver con el derecho europeo?", le preguntó.

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Parece que sí. Su caso tenía que ver con la libre circulación de trabajadores en la Unión Europea y con la libre competencia en el mercado común. Su victoria, obtenida el 15 de diciembre de 1995 en el Tribunal de Luxemburgo, derribó las barreras proteccionistas de la UEFA y la FIFA, los organismos rectores del fútbol, que debieron aceptar, entre otras cosas, que los futbolistas nacidos en países comunitarios no ocupasen plaza de extranjero. Bosman ganó su demanda. Y el fútbol entero cambió.

"Es el suceso más importante que ha ocurrido en el fútbol", explica Cañizares, capitán del Valencia que ganó la Liga 2001-02; "para el futbolista español fue un agravio. Empezaron a llegar jugadores que rendían o no, pero que quitaban un puesto de trabajo".

"Hay que tener sentido común", argumenta Guardiola, capitán del Barcelona campeón de Liga en 1998; "se habló de que era el final, de que esto se acababa. Una exageración. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio. Al final, el que es bueno sale. Mira los españoles que juegan en Gran Bretaña. Tampoco es verdad que haya influido en que salgan buenos jugadores o no en las canteras. Eso tiene que ver con que los niños tienen ahora otros intereses".

Desde 1995, el número de extranjeros y comunitarios -en España hay ahora 111 más de estos últimos- ha aumentado exponencialmente en todas las grandes Ligas. Su aportación ha sido significativa: en los últimos diez años, sólo tres -Cádiz, Getafe y Racing- de los 20 equipos que hoy están en Primera no han jugado competiciones europeas. "Cuando llegué a España, en 1988, sólo podía haber tres extranjeros", recuerda el hispano-brasileño Donato, campeón de la Liga con el Deportivo en el curso 1999-2000; "ellos marcaban las diferencias. Con la ley Bosman, los españoles han tenido que apretar".

"Todo el mundo quiere venir a la Liga española y eso resta posibilidades", coincide José Antonio Camacho, ex seleccionador español; "si España tiene tres delanteros centro, Brasil tiene 200. Ellos no echarían de menos a Ronaldinho. Y con la lesión de Xavi todo el mundo habla de dificultades".

"Si a Bruselas le da por que todos juguemos azules, pues... todos azules", dice Javier Clemente, también ex seleccionador y técnico del Athletic, uno de los pocos equipos sin extranjeros o comunitarios. Al contrario que los británicos o españoles, el Athletic no tiene problemas de "identidad": el 14 de febrero de 2005, el Arsenal no convocó a ningún jugador del Reino Unido. En España, Javier Irureta, ex técnico del Deportivo, trató de convencer a su presidente, Augusto Lendoiro, de formar un grupo con un alma "más nacional": "Me vi con cuatro porteros extranjeros. Pedí aunque fuera uno español de finca...". Y desde la UEFA se insiste en la necesidad de proteger la cantera. Su secretario general, Lars-Christer Olsson, dará mañana una rueda de prensa en el décimo aniversario de la sentencia. Están previstas sus críticas a Bosman. Y su defensa del futbolista nacional: el curso que viene, en los torneos europeos, los clubes deberán contar al menos con cuatro seleccionables. Y al siguiente, con ocho.

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