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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Un 4×4 polivalente

El Grand Vitara tiene la imagen moderna de los últimos todoterrenos ligeros de carretera, pero en cuanto se pone en marcha se aprecia un tacto y funcionamiento menos refinados que recuerdan más a los 4×4 clásicos con reductora. Esta percepción refleja la realidad porque es uno de ellos, aunque aporta una línea más estilizada y deportiva que rejuvenece su aspecto.

Tracción 4×4 y reductora

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Un familiar versátil para carretera y campo

El nuevo Suzuki estrena un motor 1.9 turbodiésel de Renault con raíl común y filtro de partículas. Rinde 129 CV y va acoplado a un cambio manual de cinco marchas con un escalonamiento correcto, pero algo duro e impreciso de accionamiento. El sistema de tracción 4×4 es permanente, y permite bloquear el diferencial central y seleccionar la reductora para superar zonas difíciles en el campo. Todas estas variaciones se realizan con facilidad girando un mando situado en la consola central que sustituye a la segunda palanca habitual en los todoterrenos clásicos.

El Grand Vitara pesa casi 1.700 kilos, pero con este motor ofrece unas prestaciones correctas para viajar. Llanea bien, mantiene buenos ritmos de crucero y no se queda en las subidas, aunque le cuesta lanzarse y al adelantar hay que elegir bien la marcha para que acelere con nervio. En estas condiciones no resulta ruidoso, tanto en la mecánica como en la rodadura. Sin embargo, las sensaciones cambian en ciudad porque tiene un tacto áspero y una rumorosidad mejorables, y como también le falta elasticidad por debajo de 1.700 vueltas, resulta menos cómodo y agradable de conducir que otros 4×4 modernos, sobre todo con tráfico denso.

El consumo, en cambio, es muy ajustado para un todoterreno de su peso y tamaño: unos 8 litros en conducción suave, y no pasa de 10 en ciudad, estirando las marchas, y en el campo.

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Cómodo en asfalto, eficaz en campo

Las suspensiones del Grand Vitara están más pensadas para el asfalto que para el campo, y combinan una buena estabilidad y un confort aceptable. Es manejable en zonas viradas, no balancea demasiado y se mueve con agilidad en los cambios de apoyo y las curvas enlazadas. En trazados amplios mantiene un buen aplomo y da seguridad al conductor porque se agarra bien y tiene unas reacciones previsibles. Además, los frenos paran con rapidez el peso, y el control de estabilidad, de serie en el acabado superior JLX-EL, aporta un plus de seguridad en cualquier situación.

El todoterreno de Suzuki se defiende bien en el campo, y gracias a la reductora puede superar pendientes fuertes con facilidad. Su limitada altura y el recorrido ajustado de las suspensiones no son la solución ideal para afrontar zonas muy rotas y complicadas, pero tiene recursos de sobra para realizar cualquier excursión por caminos de tierra y pistas forestales, donde absorbe bien los baches y transmite siempre sensación de solidez.

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