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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mienten

Viví mi infancia y adolescencia en un pueblo pequeño de los Montes

Orientales con una plaza de El Generalísimo, ámbito de relaciones desde las primeras horas de la mañana, a la que nosotros llamábamos la plaza de los hombres. Allí en las mañanas de las cuatro estaciones se formaban corrillos de jornaleros dispuestos a vender su trabajo. No existían teléfonos móviles ni interrupciones de vehículos y de vez en cuando los llamados señoritos aparecían por allí y se dirigían a los presentes para comprar peonadas.

Decidían a quiénes les tocaba el trabajo y a qué precio. Los de mi pueblo, la mayoría jornalera, se buscaban la vida en los Pirineos, en la vendimia de Francia y algunos en Alemania. Aprendí que había palabras de mando más achuladas y dominantes, las de ellos, que ya entonces nos mentían. Silenciada la cultura, con los mejores en la emigración sólo se oían sus voces, había tanta orfandad, y en la radio, machaconamente, el nacionalcatolicismo.

Ahora la misma casta poderosa con nuevos brotes prepara su vuelta al poder y lo hace como en los años noventa, con bronca continua y palabras gruesas que agreden la sensibilidad de la gente sencilla; en eso no cambian. Es su eterno discurso con una idea fundamental subyacente: que se vaya la izquierda del gobierno pues el poder es una condición natural de ellos, de la derecha. Esto ocurre nuevamente cuando las elecciones últimas apoyaron una mayoría de progreso.

Ahí les vemos en todo momento, sin escatimar medios, en su labor de acoso y derribo del gobierno legítimo. Las mentiras descaradas nos quieren hacer ver que nuestros representantes actuales son gente desordenada y sin entidad, y que la voz de la prensa y radio más libres y profesionales son la voz de esos "indocumentados" que gobiernan.

Pero la memoria es sagrada y no olvidamos los vínculos de buena parte de la actual derecha más extrema con quienes sustentaron la dictadura por mucho que hoy traten de pasar por fervientes demócratas para apropiarse de la Constitución e impedir cualquier movimiento de progreso. Sus gruesas mentiras últimas: la guerra de Irak, el Prestige, el 11-M, etcétera, se continúan hoy con "el todo vale contra Zapatero".

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Debemos prepararnos para el espectáculo de sus gritos y descalificaciones, pues parten de una hipótesis: en medio de la confusión y de la confrontación, se cultivan mejor los votos de la derecha. Su prédica proclama la ruptura y el desorden nacional, cuando lo cierto es que ellos lo hacen invadiendo nuestra cordura y buen sentido con su perenne y estudiada catarata de mentiras. Defendámonos con la palabra y la razón de su viejo orden nuevo.

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