¿Autos eslavos?
Supongamos que fabricamos automóviles. ¿Dónde localizaríamos la producción de los nuevos modelos destinados al mercado europeo, en Europa Occidental o del Este? Hace unos años nuestras posibilidades hubiesen sido limitadas, pero en un entorno más globalizado, con tratados de libre comercio y ante el crecimiento sobresaliente de algunos países emergentes, el marco ha cambiado. Ford y GM tienen fábricas en los cinco continentes. Además, la subida del precio de las materias primas y la energía, la atonía de la demanda de los mercados desarrollados y la competencia de Asia nos obligan a apretarnos el cinturón. La respuesta de la teoría económica es clara: las industrias deben localizarse donde haya mayor productividad y rendimiento de los recursos invertidos. Pero, ¿qué variables determinan la productividad?
Las industrias se localizan en determinadas zonas y países en función de la productividad, no en función de los costes laborales
El 80% de los fabricantes que se han deslocalizado dicen haberlo hecho por el ahorro de costes laborales, aunque sólo suponen un 15% del precio final. Evidentemente, tienen que pasar años hasta que los 1,8 euros por hora del sector en Ucrania se igualen a los 40 de Alemania, donde además los sindicatos tienen mayor poder y la flexibilidad laboral es menor. Y esto no implica menor cualificación, pues las universidades técnicas eslavas gozan de gran prestigio. Por el contrario, la baza occidental está en la formación profesional y la I+D+i en un marco de mayor estabilidad política, social y legal.
Europa Occidental cuenta con menor coste de logística, por sus infraestructuras, el desarrollo del transporte y la disponibilidad de componentes. Los fondos de la UE que recibirá el Este y las subvenciones estatales paliarán en parte estos desequilibrios. Mención aparte merece el coste de implantar procesos tecnológicos complejos en nuevos países. Sin embargo, la ubicación del Este parece más propicia para abastecer al mercado potencial ruso, mientras que los países occidentales intentan especializarse en productos tecnológicamente complejos.
Según estudios del sector, algunos países occidentales reducirán drásticamente su producción de automóviles hasta 2008, mientras que el Este la aumentará hasta el 20% del total europeo. Los grupos automovilísticos que han realizado este análisis tienen claro su veredicto. Sin embargo, no hay que olvidar que el diferente grado de desarrollo tecnológico obligó a devolver la fabricación de parte del Ibiza a España desde Bratislava, a los dos años de ser deslocalizada.
Ana Rubio es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
