El alto coste del bajo precio
Wal-Mart responde a las críticas sobre su modelo de negocio con una costosa campaña de imagen
Wal-Mart, la mayor cadena de distribución del mundo, está inmersa en una costosa campaña de relaciones públicas para mejorar su imagen. Su modelo de negocio, los bajos salarios y la pobre cobertura que concede a sus empleados irritan cada vez más a las comunidades donde la firma abre las puertas de uno de sus centros comerciales. Y para rabia de los inversores, el titán corporativo lleva perdido un 15% de su capital bursátil desde que Lee Scott tomó las riendas de la compañía hace seis años.
Wal-Mart sigue siendo una fuerza brutal en EE UU, con más de 11.000 millones de beneficios y la apertura de 600 centros el último año
Wal-Mart: el alto coste del bajo precio. Así se titula un reciente documental que está circulando desde hace un mes por las escuelas, iglesias y otros centros públicos de Estados Unidos para poner en evidencia los males de la estrategia expansiva del gigante de la distribución. "¿Se han preguntado por qué en Wal-Mart gastan tanto dinero en publicidad para convencer al público de que se preocupan por la familia, la comunidad y los empleados?", advierten los autores.
El movimiento Wake-Up Wal-Mart ataca con datos al gigante de la distribución. Los sueldos por hora trabajada son de 8,23 dólares, o unos 13.860 dólares anuales. Son unos ingresos que, según Paul Blank, del sindicato United Food, están por debajo del umbral de pobreza en EE UU, cuantificado en 15.260 dólares. En el caso de una cajera, sus ingresos son de 11.950 dólares. Wal-Mart cuenta en la actualidad con 1,3 millones de empleados en EE UU, pero sólo el 48% está cubierto por el plan de seguro médico de la empresa.
"Los gestores de Wal-Mart no respetan los valores, ni los principios, ni la moralidad de EE UU", reitera el sindicalista, mientras denuncia una reducción del 34% de los negocios allí donde abre las puertas de un nuevo centro comercial. "El pequeño comercio no aguanta", remacha. Los problemas de Wal-Mart no se acaban en las críticas contra su modelo de negocio de bajo precio ni en las cifras. La compañía tiene abiertos, además, 44 procesos por violación de la legislación laboral en varios Estados del país.
Por si no bastara, recientemente se filtraban unos documentos internos en los que la dirección de Wal-Mart sugería la posibilidad de excluir en la contratación a personas con un estado de salud dudoso, para reducir así los costes médicos. La noticia corrió como la pólvora en los titulares de prensa. Richard Bernan, experto legal en el ámbito laboral, considera, sin embargo, que se está tratando de "demonizar" a Wal-Mart y asegura que las acusaciones que se lanzan contra la compañía son "injustas".
Bernan arremete contra los críticos con un dato adicional: el 60% de las empresas en EE UU no da un seguro médico a sus empleados, "por el simple hecho de que es muy caro". La media de cobertura social es del 68% para las empresas con más de 200 empleados, según datos oficiales. El abogado recuerda, además, el colosal esfuerzo hecho por la compañía durante la crisis del Katrina, llevando agua, comida y otro tipo de suministros básicos a las zonas afectadas por los huracanes en la costa del golfo de México.
Para contener la avalancha de críticas, Wal-Mart celebró recientemente una conferencia en Washington dedicada a analizar el impacto de su modelo de negocio en la economía de EE UU. De los 10 estudios presentados a debate, el que muestra la imagen más positiva es el elaborado por la firma Global Insight. El análisis muestra que el año pasado se crearon en EE UU, gracias a Wal-Mart, hasta 210.000 empleos (un 0,15% más que si no existiera). Los bajos precios de sus productos permitieron en paralelo mantener el índice de inflación un 3,1% más bajo y aumentar la renta disponible de los consumidores en un 0,9%.
En términos absolutos, esto se traduce en 118.000 millones de dólares más disponibles para gastar sólo en 2004, y en un ahorro por persona de 401 dólares. Y permitió aumentar la productividad en un 0,75% al presionar a sus proveedores para que fueran más eficientes. Pero el estudio de Global Insight, financiado por Wal-Mart, no habla ni del impacto en los sueldos ni en las condiciones laborales. Los otros informes sugieren que estos ahorros para el bolsillo de los consumidores tiene un coste.
Entre los cinco análisis más críticos destaca el elaborado por David Neumark, del Public Policy Institute de California, que muestra que Wal-Mart provocó que cayeran los sueldos entre un 2,2% y un 4,8% para el conjunto de la economía. La situación es aún más compleja en el sur del país, donde se concentra el mayor número de centros comerciales. Al margen de los beneficios o perjuicios de Wal-Mart a la economía de EE UU, lo que parece claro es que en este momento nadie puede decir que lo bueno para Wal-Mart es bueno para el conjunto de América, como hace medio siglo se dijo de General Motors.
Los números muestran que Wal-Mart sigue siendo una fuerza económica brutal en EE UU, con más de 11.000 millones anuales en beneficios y la apertura de 600 centros comerciales en el último año. Pero esta estrategia de acercamiento al público no está exenta tampoco de críticas por parte de los inversores, y acusan a Lee Scout de no estar haciendo gran cosa para preservar el negocio. La firma no para de perder clientes, que buscan productos de mayor calidad en cadenas rivales como Target, que está viendo crecer sus ventas el doble que Wal-Mart (5,9% frente al 3,5%).
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