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LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

El presidente catalán atribuye a Zapatero la mejora de relaciones con el Gobierno central

Maragall reitera la voluntad de Cataluña de llegar a un pacto "a través del diálogo"

Miquel Noguer

Consciente de la marejada política que el nuevo Estatuto catalán ha desatado en el conjunto de España, Pasqual Maragall se esforzó ayer en dejar claro el compromiso de Cataluña con "el resto de los pueblos de España" y en destacar el buen entendimiento entre su Gobierno y el Ejecutivo central desde la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero. "Las relaciones entre ambos Gobiernos han dado un giro de 180 grados", reconoció un Maragall que no se cansó de reiterar la voluntad de Cataluña a mantenerse "leal" a un Estado que fomente el pacto "a través del diálogo".

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En un discurso donde las relaciones entre Cataluña y España tuvieron una presencia preeminente, Maragall dejó claro que la lealtad entre ambos territorios está mucho más garantizada con un Gobierno como el de José Luis Rodríguez Zapatero que con "la hostilidad férrea de los conservadores españoles". Por este motivo no dudó en decir que existe una "nueva relación" entre ambos territorios que no sólo está beneficiando a Cataluña. "También la historia de España está cambiando", afirmó un presidente que retomó la idea ya lanzada tras la votación del Estatuto catalán que afirmaba que, con el nuevo texto, Cataluña busca "cambiar un poco España".

Y en el motor de este cambio debe haber, a juicio de Maragall, las mismas piezas a las que suele recurrir José Luis Rodríguez Zapatero: diálogo, confianza y respeto mutuo. "Todo ello no sólo para responder a una determinada correlación transitoria de fuerzas en el Congreso ni a una táctica provisional del Gobierno de España (...) Con ello es posible avanzar hacia una nueva relación con una nueva relación", aseveró Maragall.

Como muestra de que esta nueva etapa ya habría comenzado, Maragall citó la próxima devolución a la Generalitat de los documentos del Archivo Histórico de Salamanca, el reciente pacto para la financiación de la Sanidad o el reconocimiento de la lengua catalana en las instituciones europeas. "A partir del diálogo, el pacto es posible", remachó el presidente.

También quiso enviar un mensaje de calma a las Cortes generales sobre cuál será la actitud del presidente de la Generalitat y del conjunto del Gobierno catalán durante la tramitación del Estatuto en Madrid. "Actuaremos con sentido de la historia, con inteligencia y con rigor y dialogaremos sin renunciar a nada esencial del nuevo Estatuto". El presidente de la Generalitat volvió a mostrarse convencido de la constitucionalidad del texto, y no sólo por el aval recibido por parte del Consejo Consultivo de la Generalitat, sino porque "así lo consideran la mayor parte de expertos que están estudiando el texto".

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Pero ante la lluvia de críticas por la supuesta inactividad del Gobierno catalán y ante la situación creada por el mismo presidente al impulsar una reforma del Ejecutivo que ni su propio partido conocía, Maragall dedicó la mayor parte de su discurso a destacar el trabajo realizado por sus consejeros. Así, elogió los esfuerzos de su Gobierno para dar cobertura social, sanitaria y educativa a los 154.000 inmigrantes llegados a lo largo de 2004; recordó que la tasa de paro se ha reducido 2,5 puntos el último año y destacó el aumento de las ayudas a las familias y a los beneficiarios de las pensiones más bajas. "Cataluña crece socialmente", dijo. También destacó la obra hecha en el ámbito cultural, con la puesta en marcha de nuevas infraestructuras.

Paradójicamente, estos elogios los hizo ante unos consejeros de Trabajo, Cultura y Agricultura sentados en la primera fila del hemiciclo y que la noche anterior, en el transcurso de una cena con Maragall, habían visto seriamente cuestionada su labor por parte del propio presidente. Fue esta situación la que motivó un notorio murmullo en los bancos de la oposición cuando Maragall destacó "el buen oficio y la habilidad gestora" de Caterina Mieras, consejera de Cultura durante las negociaciones para el regreso a Cataluña de los papeles de Salamanca.

Carod Rovira (ERC) atiende a una de las conversaciones que ayer mantuvieron la socialista Manuela de Madre y el líder de CiU, Artur Mas.
Carod Rovira (ERC) atiende a una de las conversaciones que ayer mantuvieron la socialista Manuela de Madre y el líder de CiU, Artur Mas.MARCEL·LÍ SÀENZ

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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