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Maria João Pires inicia su proyecto pedagógico en Salamanca

La pianista ofrece un recital en Madrid y anuncia la creación de un coro de niños

Jesús Ruiz Mantilla

La pianista portuguesa Maria João Pires actuó ayer en el Teatro Real de Madrid, junto al violista Gérard Canssé, en un recital patrocinado por la Fundación Caja Duero, con la que Pires camina ahora de la mano para desarrollar su proyecto pedagógico en Salamanca y en Belgais, Portugal, el lugar mágico donde conserva su escuela musical para niños y estudiantes de piano. Según la artista, la educación es el motor del progreso.

Parece mentira que en ese cuerpo tan menudo quepa tanta energía, tanto dominio, tal fuerza digna de un David contra Goliat. Ésa es Maria João Pires, una pequeña David, capaz de marcar el paso y salirse con la suya. La pianista portuguesa cree que la educación es la clave del progreso, del desarrollo espiritual que tanto persigue y que traspasa siempre con el teclado de su piano para instalarse en el corazón de los que la escuchan.

En Salamanca ya ha comenzado a trabajar. "Hace tres semanas empezamos con el coro de niños con el que daremos un concierto en Navidad". Ha empezado de cero con ellos, pero confía en que pronto podrá juntarles con los de Belgais, más experimentados después de cuatro años de trabajo duro en la escuela y las aulas de música que ella ha construido en mitad del campo, donde vive y trabaja rodeada de estudiantes y colaboradores.

Belgais estuvo a punto de desaparecer por falta de apoyos oficiales. Ha sido su motor y su sentido máximo en los últimos años de su vida. Todo lo que gana con sus discos lo invierte ahí, todo el dinero de sus giras va a parar a las paredes de Belgais, donde Maria João Pires ha construido su fortaleza. Allí graba sus discos, allí ensaya, allí organiza conciertos para los pueblos de alrededor, allí ha encendido una hoguera de agitación cultural que se resiste a apagar y que ahora mantiene con la Fundación Caja Duero y una subvención del Ministerio de Educación portugués.

Pero la institución española le exige un compromiso de trabajo pedagógico a cambio y en eso está metida ahora de lleno Maria João Pires. "Aparte del coro de niños haremos siete grandes conciertos al año y un programa pedagógico abierto a todo el mundo". ¿Sin selección? "No me gusta seleccionar, quien crea que puedo aportar algo para su crecimiento como músico puede acudir".

Niveles

Serán sesiones abiertas, por tanto, y se harán en un teatro de Salamanca. Habrá cinco niveles de trabajo. "El primero abordará el piano como instrumento, el segundo enseñará al pianista a relacionarse con su entorno, el tercero tratará el fraseo musical, el cuarto se centrará en sesiones de trabajo personal con algunos y el quinto abordará el piano desde una perspectiva espiritual, para traspasar su pura dimensión física, para sublimarlo", afirma Pires. También prepara un proyecto operístico. "Pero eso será más tarde, en dos o tres años".

Ahí involucrará también a Brasil. "Queremos hacerlo en el Sur de Bahía y trabajaremos con niños, instrumentos propios del lugar y compositores originales también. Luego trataremos de fusionar todo el trabajo con lo que se haga en Belgais y en Salamanca", asegura Pires.

Parece en paz ahora con las autoridades portuguesas, contra las que tanto ha luchado para levantar Belgais. "Sí, ahora estoy más contenta", asegura, "aunque quedará como está, no crecerá más". Prefiere ver las cosas en un contexto más amplio. "Somos las primeras víctimas europeas del sistema económico mundial y estamos perdiendo nuestras identidades, nuestra personalidad y el respeto por nosotros mismos", afirma sin ahorrar dureza.

Nunca fue conformista. Hace tiempo que no saca discos con el que fuera su sello, Deutsche Grammophon. "Han desaparecido, no han vuelto a querer hacer nada conmigo". Una pena, después de grabaciones suyas maravillosas, desde la integral de las sonatas de Mozart, a unos Nocturnos, de Chopin, que fueron superventas en todo el mundo, así como los Impromptus, de Schubert, lanzados bajo el título de Le voyage magnifique, o la sonata Claro de luna, de Beethoven, que grabó precisamente en Belgais. "Tuvimos desacuerdos por cosas pequeñas, materiales, por las portadas, las fotografías, cosas así. Y no han vuelto a llamar", afirma. Y entonces, ¿qué ha sido de esa Sonata 960, de Schubert, que había grabado ya para ellos y que nunca ha salido? "Ah, no sé, se ha debido perder", asegura.

Maria João Pires, ayer en el Teatro Real de Madrid.
Maria João Pires, ayer en el Teatro Real de Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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