_
_
_
_
_
Entrevista:ADOLFO ARISTARAIN | Director de cine

"Quien quiera lograr independencia se va a enfrentar a un entorno hostil"

El argentino Adolfo Aristarain es uno de los más grandes directores de cine del panorama internacional. Algunas de sus películas son inolvidables porque combinan un ritmo narrativo impecable, una tensión sorprendente y una mirada directa hacia el hombre y sus problemas. Ayudante de dirección en más de 30 películas, debutó como director con La parte del león (1978). Otros de sus filmes más célebres son Tiempo de revancha (1981); Los últimos días de la víctima (1982); Un lugar en el mundo (1992), que obtuvo el Premio Goya a la Mejor Película de Habla Hispana y la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián; Martín (Hache), de 1997, y Lugares comunes (2002). El Festival de Cine de Carmona (Sevilla) le ha dedicado un homenaje en su tercera edición.

"Lo bueno es la intención de no ceder, pero no siempre se puede hacer esto. En el cine sí que puedes no pactar"
"Existe una clase de gente excluida del sistema que no puede hacer huelga si no tiene trabajo. Da igual si vive o muere"

Pregunta. ¿Qué le supone recibir este homenaje en Carmona?

Respuesta. No puedo más que agradecer los homenajes. Te complace mucho que reconozcan tu trabajo. Una gran diferencia es que no estás compitiendo. En un festival estás nervioso, lo pasas mal al competir. Este homenaje de Carmona me parece bárbaro. Tras haber hablado con el alcalde he visto que hay una idea de que crezca el Festival de Carmona. Detrás de este festival hay un gran proyecto para dar impulso al cine y que la gente tenga acceso a todo tipo de cine y no sólo a las películas norteamericanas supercomerciales de acción.

P. ¿Cuál es su vínculo con Andalucía?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Nunca había estado en Carmona. Sí en Córdoba, Sevilla, Huelva... La primera vez que vine a Andalucía fue con Mario Camus, cuando hicimos La cólera del viento, que se rodó en la zona de Huelva. Recorrimos muchísimo Andalucía. Estuvimos en Jerez y en Sevilla. Martín (Hache) se rodó en Almería. Es como que siempre vuelvo a Andalucía.

P. ¿Un argentino de origen vasco qué siente en Andalucía y, en general, en España?

R. Viví seis años en España trabajando como ayudante de dirección, entre 1968 y 1974. Hice muchas películas en Almería. Luego volví a Buenos Aires. Y más tardé volví a España. España es como mi segundo país. No me siento extranjero aquí. Me siento como en Buenos Aires.

P. Los protagonistas de sus películas suelen ser personas que intentan defender su dignidad frente a un entorno hostil. ¿Por qué?

R. Son constantes que no busco. No es que te lo propongas antes de hacer la historia. Se te ocurren historias. Creo que hay una constante en la vida. Toda persona que quiera lograr cierta independencia se va a tener que enfrentar a un entorno hostil que no quiere cambios ni intrusos. La mayoría de estas personas son marginadas por no pactar, por no aceptar las condiciones que tendrían que aceptar para ser integrados por ese entorno social. Son fieles a sus ideas. Y eso es lo que les margina.

P. ¿Es posible vivir sin bajar la cabeza en un mundo como el actual?

R. Como individuo puede costar. Pero sí que puedes vivir sin pactar ni hacer componendas. Todo depende de tus circunstancias. Depende de en qué oficio te muevas. A veces te juegas la supervivencia. Es complicado. No me pongo como un moralista que critica al tipo que pacta. Lo bueno es la intención de no ceder, pero no siempre se puede hacer esto. Depende del ámbito en que te muevas. En el cine sí que puedes no pactar. Si te interesa ganar mucho dinero vas a pactar. Pero si esto no te interesa, puedes no pactar.

P. En sus películas hay mucha melancolía. ¿Cuál es la razón de esto?

R. No sé si exactamente es melancolía o decepción. Es el caso de algunos personajes que han intentado modificar un modo de vida o un sistema y que ven que la tarea es imposible. O que logran modificar unas pequeñas cosas, pero no generalizar ese cambio. O que han vivido situaciones en que hubo un cambio previo por una movida política y luego vino una dictadura y todo se fue a la mierda. Eso provoca desencanto o cierta mirada escéptica sobre el cambio en el futuro.

P. El amor, la amistad y la lealtad aparecen en sus películas como un valle abrigado que sirve para resguardarse del caos y el infierno del mundo.

R. Eso automáticamente te protege, sobre todo la honestidad en las relaciones afectivas. Si tú decides no trampear y no pactar en un entorno social, no puedes trampear con la gente tuya, con la gente que te rodea.

P. Su visión de la sociedad desarrollada actual es pesimista. ¿Por qué?

R. Sí es pesimista. Tengo la sensación de que se ha afirmado mucho el capitalismo en una veta que tal vez es la más perjudicial de todas. A partir de los años setenta se vuelca el juego financiero. La cosa se modifica mucho. Antes de los setenta el capitalismo se jugaba la ganancia a través de la producción. Había necesidad de mano de obra y había que cuidar, educar y dar salud a esa mano de obra. A partir del juego financiero ya no existe una clase proletaria. Existe una clase de gente excluida del sistema que no puede hacer huelga si no tiene trabajo. Da igual si vive o muere. Son prescindibles. Y antes no lo eran. El poder está muy concentrado. Puede permitir el darte libertad para que hables en contra. No les afecta. Da igual. Cuando un Gobierno intenta hacer un cambio lo ves claramente. Hay tipos con ideas realmente progresistas, pero los cambios que pueden hacer son muy livianos. Cuando intentan hacer cambios más profundos corren el riesgo de que los desestabilicen y cambie el Gobierno.

P. ¿Qué prepara ahora? ¿En qué proyecto está metido?

R. Estoy metido en el proyecto de ver qué se me ocurre. He encontrado dos historias imposibles de hacer: una tiene vendidos los derechos a EE UU y la otra es una película carísima. Sigo buscando y leyendo muchísimo. Ya aparecerá. Lo difícil es encontrar una buena historia. Una buena historia no aparece de un día para otro. Perder un año de tu vida en un proyecto en el que no crees no tiene mucho sentido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_