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Entrevista:RODRIGO GARCÍA | Director | 53º FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

"Hollywood no suelta dinero por ser hijo de García Márquez"

Rocío García

Cuando Rodrigo García (Bogotá, 1949) se pone a escribir un guión de cine no piensa en hombres y mujeres, pero siempre le salen historias alrededor del mundo femenino. Le pasó con su primer largometraje, Cosas que diría con sólo mirarla, y de nuevo con Nine lives, el filme que presentó ayer en la sección Zabaltegi del Festival de Cine de San Sebastián. No tiene una explicación clara sobre este fenómeno, aunque cree que se debe a que los hombres que dibuja en la escritura "son versiones idealizadas o malas de mí mismo".

A través de 12 relatos de nueve minutos, realizados cada uno de ellos en un plano-secuencia, Nine lives relata momentos desgarradores de nueve mujeres cuyos destinos se van cruzando a lo largo del filme. La muerte, la fidelidad, el amor o las relaciones familiares son los temas que va desgranando Nine lives a lo largo de las casi dos horas de película. Según García, hijo del escritor Gabriel García Márquez, su intención era la de describir "los fuertes sentimientos a los que a diario se enfrentan muchas mujeres, pero que no van a cambiar de manera irreversible sus vidas".

"El plano-secuencia convierte cada episodio en una pequeña obra de teatro"
"Tengo la suerte de haber crecido en un mundo muy rico de gente distinta"

Actrices de la talla de Holly Hunter, Sissy Spacek, Robin Writh Penn o Glenn Glose -esta última en una desgarradora vivencia con una hija pequeña- participan en este filme de presupuesto pequeño, cinco millones de dólares procedentes de Japón y de Italia, en el que han cobrado todas el mínimo sueldo sindical, unos 500 dólares diarios, y cuyo rodaje total se realizó en apenas 17 días. "Parecía más bien una práctica de cine estudiantil con muchos meritorios", recuerda el realizador.

García, un hombre grande con un marcado acento mexicano, cree que sus películas se benefician del hecho de que en Hollywood hay muy pocos guiones interesantes para mujeres a partir de los 45 años. "Las actrices pasan de hacer primero de guapas, luego de fiscales o abogadas para terminar en personajes de abuelitas", comentó ayer el hijo de García Márquez ante un grupo de periodistas. El guión de Nine lives lo empezó a mover con Glenn Close y Holly Hunter, dos actrices que ya trabajaron con él en Cosas que diría con solo mirarla, y después se empezó a apuntar el resto. "Los actores van atrayendo al resto de actores", explicó el realizador.

Formado profesionalmente en la televisión -ha sido director de algunos capítulos de series como Los Soprano o A dos metros bajo tierra-, García tenía claro la importancia de la utilización del plano secuencia para los relatos de Nine lives. "El plano-secuencia convierte cada episodio en una pequeña obra de teatro de 12 minutos que facilita el trabajo dramático a las actrices, desde el principio hasta el final, aunque tiene el problema de la multitud de accidentes técnicos, el foco, el empujón, el bache, que aparecen con esta fórmula", explica el director.

Rodrigo García sabe que le debe mucho a su padre -"tengo la suerte de haber crecido en un mundo muy rico de gente distinta, artistas, pintores, escritores, políticos, en el que lo importante era la realización de algún tipo de trabajo social o político"-, pero en el mundo del cine en Los Ángeles, donde reside desde hace años, eso no abre las puertas del dinero. "Hollywood no suelta dinero, no suelta cinco millones de dólares por el hecho de ser hijo de García Márquez", asegura García, que reconoce que todos los guiones se los pasa a su padre, quien presume "descaradamente" de las películas de su hijo.Cuando Rodrigo García (Bogotá, 1949) se pone a escribir un guión de cine no piensa en hombres y mujeres, pero siempre le salen historias alrededor del mundo femenino. Le pasó con su primer largometraje, Cosas que diría con sólo mirarla, y de nuevo con Nine lives, el filme que presentó ayer en la sección Zabaltegi del Festival de Cine de San Sebastián. No tiene una explicación clara sobre este fenómeno, aunque cree que se debe a que los hombres que dibuja en la escritura "son versiones idealizadas o malas de mí mismo".

A través de 12 relatos de nueve minutos, realizados cada uno de ellos en un plano-secuencia, Nine lives relata momentos desgarradores de nueve mujeres cuyos destinos se van cruzando a lo largo del filme. La muerte, la fidelidad, el amor o las relaciones familiares son los temas que va desgranando Nine lives a lo largo de las casi dos horas de película. Según García, hijo del escritor Gabriel García Márquez, su intención era la de describir "los fuertes sentimientos a los que a diario se enfrentan muchas mujeres, pero que no van a cambiar de manera irreversible sus vidas".

Actrices de la talla de Holly Hunter, Sissy Spacek, Robin Writh Penn o Glenn Glose -esta última en una desgarradora vivencia con una hija pequeña- participan en este filme de presupuesto pequeño, cinco millones de dólares procedentes de Japón y de Italia, en el que han cobrado todas el mínimo sueldo sindical, unos 500 dólares diarios, y cuyo rodaje total se realizó en apenas 17 días. "Parecía más bien una práctica de cine estudiantil con muchos meritorios", recuerda el realizador.

García, un hombre grande con un marcado acento mexicano, cree que sus películas se benefician del hecho de que en Hollywood hay muy pocos guiones interesantes para mujeres a partir de los 45 años. "Las actrices pasan de hacer primero de guapas, luego de fiscales o abogadas para terminar en personajes de abuelitas", comentó ayer el hijo de García Márquez ante un grupo de periodistas. El guión de Nine lives lo empezó a mover con Glenn Close y Holly Hunter, dos actrices que ya trabajaron con él en Cosas que diría con solo mirarla, y después se empezó a apuntar el resto. "Los actores van atrayendo al resto de actores", explicó el realizador.

Formado profesionalmente en la televisión -ha sido director de algunos capítulos de series como Los Soprano o A dos metros bajo tierra-, García tenía claro la importancia de la utilización del plano secuencia para los relatos de Nine lives. "El plano-secuencia convierte cada episodio en una pequeña obra de teatro de 12 minutos que facilita el trabajo dramático a las actrices, desde el principio hasta el final, aunque tiene el problema de la multitud de accidentes técnicos, el foco, el empujón, el bache, que aparecen con esta fórmula", explica el director.

Rodrigo García sabe que le debe mucho a su padre -"tengo la suerte de haber crecido en un mundo muy rico de gente distinta, artistas, pintores, escritores, políticos, en el que lo importante era la realización de algún tipo de trabajo social o político"-, pero en el mundo del cine en Los Ángeles, donde reside desde hace años, eso no abre las puertas del dinero. "Hollywood no suelta dinero, no suelta cinco millones de dólares por el hecho de ser hijo de García Márquez", asegura García, que reconoce que todos los guiones se los pasa a su padre, quien presume "descaradamente" de las películas de su hijo

Rodrigo García.
Rodrigo García.JESÚS URIARTE
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