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VISTO / OÍDO
Columna
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Camisa azul, despechugado; en la pechuga un crucifijo; y en la mano derecha, una pistola. Dicen que es "de fogueo": será que tenía cartuchos de fogueo; parece una Star nueve largo, de las que usaban entonces (¿una imitación?). Todo un poco pasado: el azul de la camisa descolorido, el rostro con más de medio siglo encima del que fue un mozo. Ha creído que había ya que salir otra vez a defender a España y a la Guardia Civil, pero es la misma Guardia Civil la que se lleva al anciano defensor de España. Los guardias que están en el motín van de paisano: son observadores, pero cuando una pistola dispara, aunque sea de fogueo y apunte contra el suelo, van y cumplen. Todos están en la puerta del cuartelillo de Roquetas esperando; la puerta se abre y salen los nueve guardias a quienes la juez ha puesto en libertad, contra el fiscal y contra la acusación particular. El motín se recrudece. Unos gritan "¡viva la Guardia Civil!" para endurecer el acto, para dar razón al disparo contra el suelo; para convertir una cuestión de asesinato (¿o no?) cometido por nueve guardias civiles (¿o no?) en un ataque a una institución con la mala leyenda de defender al rico frente a los pobres; aunque a veces hubo en ella un general Escobar, que defendió Barcelona del fascismo; o un coronel Moreno Molina, de Málaga.

Los hijos del muerto, sus compañeros, aseguran que no tienen nada contra la Guardia Civil, ni la atacan ni la denuncian, sino contra un número de guardias que mataron (¿asesinaron?) a su igual, que sólo fue a pedirles auxilio. Pero ¿estaba loco?, ¿estaba borracho?, ¿estaba "ciego de droga"? Ya lo dirá la autopsia definitiva, o quizá ya lo haya dicho y se sabrá; pero, entre tanto, se teje la calumnia: un drogata irrumpe en el cuartelillo y tienen que reducirle, quieren hacerle soplar para medir su alcohol, se enfada, le pegan... Puede o no ser verdad, como todo en esto; pero si no fuese verdad, les conviene calumniarle inmediatamente. Y calumniar todo el hecho: convertirlo en un encuentro de rojos y azules, de gitanos y payos y, al final, de PP y PSOE. Al estilo del día, o al estilo del año que los residuales, desde la oposición y desde sus ciudadelas, manejan. No es grave aún. Pero puede serlo: ya la Guardia Civil se ha dividido en sus dos asociaciones gremiales, y una aprueba la condena y detención de sus compañeros desmandados, y otra les defiende. Y unos piden que dimita el director general y otros los dos ministros. Mal asunto, muy mal asunto.

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