Los Rothschild, financiadores públicos

1813. Las tropas del duque de Wellington atacan, desde el sur de Portugal, las posiciones del ejército francés que había invadido la Península, pero se quedan sin dinero. El Tesoro británico envía a España 1.400.000 libras. La casa de banca Rothschild financia, por primera vez, una operación española, con altos beneficios, porque se aplicaron comisiones que iban del 2% al 8%, al margen del tipo de interés.

Miguel Ángel López-Morell (Huelva, 1971) describe en esta obra las vicisitudes de una de las familias de banqueros más renombradas de Europa como financiadores de los distintos gobiernos del Estado español (tanto los conservadores como los liberales) y como impulsores del negocio del ferrocarril y las minas, desde la guerra de la Independencia hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

López-Morell, como historiador económico, evita valorar el papel de los Rothschild como familia judía (sin obviar las penalidades y las incautaciones que sufrieron por la persecución nazi) o como prototipo del capitalismo salvaje. "Me interesa acercarme a la figura de los Rothschild desde un perspectiva mucho más amplia: la de su aportación a una economía, como la española contemporánea, atrasada y muy necesitada de iniciativas empresariales, capitales, tecnología y un mínimo de organización", explica el autor. A su juicio, estas contribuciones no fueron gratuitas y la forma en la que se llevaron a cabo levantó polémicas, si bien cree que existen tópicos poco fundados. No obstante, el historiador reconoce que algunas actuaciones pudieron ser de una "patente ilegalidad", aunque define a la familia como "maestros en el arte de movilizar con presteza y sigilo la información sobre mercados distantes, gracias a su facilidad para organizar correos codificados a través de postas o palomas mensajeras". Esta información aplicada a las diferentes bolsas, les proporcionó grandes fortunas. Los primeros contactos españoles fueron el mercader-banquero Vicente Bertrán de Lis y Juan Álvarez Mendizábal. El autor, que en ocasiones peca de ser excesivamente prolijo en detalles empresariales, también recoge la maestría para apoyar a los liberales y, posteriormente, a Fernando VII, si bien parece que hicieron lo posible por propiciar la caída del monarca porque entendían que suponía una regresión para España. Como pago de las deudas contraídas por los gobiernos o como adquisiciones directas se hicieron con grandes emporios minero-industriales, como los de Peñarroya y Riotinto, así como la refinadora de petróleo Deutsch et Cie. Los Rothschild también se convirtieron en los mayores promotores ferroviarios en España, ya que participaron en la línea de Madrid a Zaragoza y Alicante. Hoy, como banco de inversión, está presente en Madrid desde 1989 y cuenta con un equipo de 22 personas, ocupando los primeros los primeros lugares en la clasificación española de fusiones y adquisiciones. En el mundo tiene 40 oficinas en 33 países y 2.000 empleados.

López-Morell ha dedicado casi ocho años a este libro, que fue una tesina previamente, bebiendo de los archivos de las ramas británica y francesa de los Rothschild, de los archivos nacionales, del Banco de España, de los ministerios franceses de Exteriores, el de Economía y el de Comercio, sin olvidar los fondos documentales de las propias empresas que estuvieron gestionadas por esta familia.