Una campaña bajo control
La campaña que ayer concluyó ha demostrado las intenciones de todos los partidos, pero especialmente del PSdeG, de controlar hasta el último detalle los mensajes que trasladan a los ciudadanos. Los socialistas se afanaron en "tratar de impedir la manipulación" de lo que definieron como "medios hostiles". Con esa premisa, la campaña de Emilio Pérez Touriño se caracterizó por un control férreo de la información.
El candidato no ha ofrecido ni una sola conferencia de prensa, a pesar de la insistencia de los informadores. Touriño concedió las entrevistas habituales a los medios y acudió de acto en acto lanzando un mensaje diseñado con mimo y con un guión que ha seguido fielmente. Con ello, los estrategas han garantizado que el candidato sólo discutiera los temas que les interesaba destacar cada día y, sobre todo, que no improvisara ninguna respuesta que pudiera llevar a un mensaje no controlable.
Exactamente lo contrario le ha sucedido a Fraga, que se ha saltado el guión de campaña y ha ofrecido dos conferencias de prensa. Aun así, y pese a lo incontrolable de su líder, el PP también ha tratado de limitar el acceso a la información. Los periodistas no se sientan entre el público, como era tradicional, sino en una caseta apartada, donde reciben imágenes a través de un monitor.
Imágenes elegidas
Lo más novedoso respecto a otras elecciones ha sido el intento de los socialistas por controlar las imágenes que daban las televisiones, la clave en una campaña moderna. Con el argumento de que la televisión autonómica, en manos del PP, podía elegir las imágenes más negativas para Touriño, el PSdeG ha bloqueado los intentos de las televisiones de dar imágenes propias. "Es que nosotros tuvimos que hacer una campaña con Alfredo Urdaci de director de Informativos y no podemos permitirnos riesgos", alega un responsable de la campaña socialista.
Lo mismo, e incluso de manera más férrea, ha hecho el PP, aunque no ha llegado tan lejos como los socialistas en la recreación de un decorado televisivo. Mientras los mítines de Fraga se han realizado en recintos tradicionales con sillas puestas en fila, los socialistas han optado por un decorado engañoso para las imágenes. Un cuadrilátero con sillas a tres alturas, como un foso, que permite a los organizadores, con sólo 250 personas, dar la sensación de que el candidato está rodeado de gente. El aparato se encarga de evitar, con lonas negras y todo tipo de trucos visuales, que nadie sepa a través de las cámaras lo que está sucediendo realmente, de forma que todos los mítines parecen el mismo. El BNG también ha elegido el mismo método, aunque con menos medios y sin impedir el acceso de cámaras ni montar escenarios artificiales.