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Reportaje:FÚTBOL | Ida de las semifinales de la Liga de Campeones

La metamorfosis de Joe Cole

Mourinho ha acabado con la indolencia del extremo del Chelsea

En octubre del año pasado Joe Cole marcaba el gol de la victoria del Chelsea ante el Liverpool en el primer enfrentamiento entre los dos conjuntos esta temporada en la Liga inglesa. Pero tras el partido Jose Mourinho, el técnico del equipo londinense, le envió un inquietante mensaje a través de la prensa: "Tiene mucho que aprender. Creo que tiene dos caras, una muy bonita y otra que no me gusta. Hizo un gol importante y jugó muy bien en términos de dinámica ofensiva. Pero tras marcar, el partido terminó para él. Después del 1-0 yo necesito 11 jugadores para mi organización defensiva, y sólo tuve 10".

Esa falta de aplicación en las obligaciones defensivas y cierta tendencia al individualismo han sido críticas que Joe Cole (Camden, 1981) lleva escuchando desde que inició su meteórica carrera en el West Ham, club en cuya fecunda cantera se crió y que en el pasado reveló figuras de la talla de Bobby Moore, Geofrey Hurst o Martin Peters en los años 60, o más recientemente Frank Lampard. Cole debutó con el West Ham en la Premier League con apenas 17 años y su aparición fue entonces celebrada como la de un nuevo Paul Gascoigne. Cuando el equipo descendió en 2003, Claudio Ranieri impulsó su fichaje por el club que entonces entrenaba: el Chelsea.

"Con la marcha de Zola al Cagliari necesitábamos un driblador. Cole puede jugar en cualquier posición del medio campo y también en el frente de ataque. Es buenísimo en el uno contra uno, muy preciso en el pase y tiene gol", dijo entonces el técnico italiano, deslumbrado por las virtudes de su nuevo pupilo, por el que el Chelsea pagó 9 millones de euros. Un jugador con mucha sustancia, veloz, vertical, dinámico y efervescente. Capaz de desbordar y centrar como los viejos extremos o de jugar por adentro con pases profundos. Pero en la pasada temporada Ranieri, poco amigo de los jugadores que no se comprometen en la parte más sudorosa del juego, no depositó en él la confianza esperada.

El pasado verano llegó Mourinho con refuerzos importantes que convertían la situación de Cole en el equipo en una auténtica incógnita. Pero el técnico portugués sí le tuvo la fe que Ranieri le negó. Alternó el banquillo y la titularidad, pero en pocos meses su juego se ha transformado. La capacidad persuasiva de Mourinho, que ha dedicado muchas horas de conversación con Cole para que tomara conciencia de su gran potencial y de cómo debe encauzarlo, ha surtido efecto. Y le está muy agradecido. Aquellas aventuras individuales en las que trataba de protagonizar la jugada del año ya no existen más, lo mismo que la indolencia a la hora de trabajar en la recuperación del balón. El nuevo Joe Cole se emplea con una notable determinación en las obligaciones defensivas, persiguiendo y presionando rivales con el mismo empaque que el resto de sus compañeros. Y sin perder ni un ápice de frescura en ataque, limpiando rivales con una velocidad endiablada fruto de su físico fuerte y compacto, pero también de su habilidad para conducir la pelota y guiar contragolpes letales. Suma siete goles en la Liga, y un tanto y tres asistencias en la competición continental.

El 1 de enero de este año el Chelsea volvió a enfrentarse al Liverpool en Anfield. Joe Cole volvió a marcar el gol de la victoria para el Chelsea y entonces su metamorfosis ya era evidente.

Joe Cole.
Joe Cole.

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