El talante sin talento
El mundo educativo andaluz, en estos últimos días, se está viendo sometido al enésimo esperpento de la Consejería de Educación: decidir si los alumnos de la ESO celebran los exámenes extraordinarios en junio o en septiembre. La Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA), que el año pasado recogió miles de firmas a favor de septiembre, contempla con asombro e indignación cómo algo que tenía que venir recogido en la propia ley -gobernar es asumir responsabilidades-, se deja, bajo un supuesto progresismo, al arbitrio de los consejos escolares para que asuman competencias que son propias de la Administración. La casuística, como era de esperar, es circense: unos se examinarán en junio; otros, en septiembre; en algunos institutos los claustros, que tienen las competencias pedagógicas, votaron septiembre y los consejos escolares junio; en otros, siguiendo órdenes de la propia normativa, ni lo sometieron a votación y aplicaron el sentir consejeril: junio. Ante este lamentable y triste espectáculo, uno piensa en Luces de bohemia de Valle-Inclán y en la definición de esperpento: "El esperpento es la Consejería de la Deseducación reflejada en los cristales cóncavos de Torre-Triana".