_
_
_
_
_
Reportaje:MÚSICA

Pierre Boulez, la vanguardia serena

No hay síntomas de fatiga en la actividad artística de Pierre Boulez (Montbrison, Francia, 1925). Cumplió 80 años el pasado 26 de marzo, en Berlín, al pie del cañón, dirigiendo una imponente serie de conciertos al frente de la Orquesta Sinfónica de Chicago y la Staaskapelle berlinesa, con su colega y amigo Daniel Barenboim como solista de lujo. Más sabio y más sereno, Boulez sigue viviendo la música con pasión, desplegando una incesante actividad como director de orquesta y como creador en permanente actitud de vanguardia, revisando, depurando y ampliando los horizontes de sus propias partituras, que nunca da por concluidas. Como regalo de aniversario, Warner reedita sus mejores obras y Deutsche Grammophon lanza cuatro nuevos discos en los que dirige obras propias y de dos compositores que adora, Gustav Mahler y Béla Bartok.

Más información
Tradición y modernidad

Tras sus conciertos en Berlín, Boulez y la Sinfónica de Chicago actuaron el 4 de abril en el Royal Festival Hall de Londres. Su agenda incluye hasta junio conciertos en Estados Unidos y en Europa al frente de dos orquestas con las que lleva una fructífera relación: la Orquesta de Cleveland y la Filarmónica de Viena. En verano acudirá a los festivales de Lucerna y Bayreuth, donde volverá a dirigir Parsifal, y en noviembre regresará a París para dirigir varios programas de música francesa al frente de la Orquesta de París.

Boulez ha conseguido repartir su tiempo entre la composición y la interpretación sin la angustia existencial que, por ejemplo, atenazó a Gustav Mahler a la hora de compaginar esas mismas facetas de creador y director de orquesta. Música sin conflictos aparentes en una actividad guiada por una mente inquieta, siempre alerta y en combate contra la rutina. En sus discos siempre hay detalles y perspectivas nuevas que sorprenden; no debe extrañar, por tanto, la cifra de 26 premios Grammy.

Mahler ocupa un lugar de honor en su discografía, con un ciclo sinfónico en marcha que ha conseguido los más importantes premios discográficos del mundo clásico -su versión de la Tercera sinfonía obtuvo un Grammy en 2004- y continúa dando sorpresas como el suntuoso disco de canciones orquestales que Deutsche Grammophon lanza ahora: el programa, con la soberbia sonoridad de la Filarmónica de Viena, reúne los Kindertotenlieder, con Anne Sofie von Otter; los Rückert-Lieder, con Violeta Urmana, y los juveniles Lieder einers fahrenden Gesellen, con Thomas Quasthoff.

Otro compositor fetiche en

su carrera es Bartok, tanto en los auditorios como en los estudios de grabación. Durante su etapa como titular de la Filarmónica de Nueva York, grabó las obras maestras del compositor húngaro en el sello CBS (hoy Sony) con resultados extraordinarios. Parecía imposible decir algo nuevo en este repertorio, pero Boulez aprovechó la sofisticada tecnología digital y el virtuosismo de la Sinfónica de Chicago para volver a grabar en los noventa versiones más detalladas y coloristas de El mandarín maravilloso, el Concierto para orquesta, la Música para cuerda, percusión y celesta, sus obras concertantes para violín, con Gil Shaham como solista, y la ópera El castillo de Barba Azul, con Jessye Norman y Laszlo Polgar.

Ahora ha vuelto a grabar los conciertos para piano de Bartok casi 30 años después de su primera versión de los Conciertos números 1 y 3 en Emi con un Barenboim en plenitud de facultades y la New Philharmonia Orchestra. La grabación fue reeditada en 2004 en la colección Grandes Grabaciones del Siglo, con un nuevo reprocesado digital. Boulez ha completado el ciclo concertístico pero con tres solistas y tres orquestas diferentes: el polaco Krystian Zimmermann y la Sinfónica de Chicago (Concierto número 1); el noruego Leif Ove Andsnes y la Filarmónica de Berlín (Número 2), y la francesa Hélène Grimaud y la Sinfónica de Londres (Número 3).

Un antiguo alumno de Zimmermann, el pianista finlandés Paavali Jumppanen, ha sido el intérprete de la nueva versión discográfica de las tres juveniles Sonatas para piano de Boulez publicada por el sello amarillo.

Con Le marteau sans maître, que pone música a poemas surrealistas de René Char, Boulez hizo su espectacular irrupción en la escena musical internacional a mediados de los cincuenta. La obra, que miraba hacia el futuro, no ha perdido nada de su poder comunicativo, como muestra la nueva versión de Deutsche Grammophon, con él frente a su grupo más emblemático, el Ensemble InterContemporain, y la participación de la mezzosoprano Hilary Summers.

También están tres versiones diferentes de una de las más representativas partituras de Boulez, Pli selon Pli, todas dirigidas por él mismo. La edición lanzada por Warner rescata precisamente una de las mejores versiones, en una caja que incluye obras esenciales de su catálogo. Otro disco imprescindible es el de Sony con Eclat/Multiples, y Rituel, al frente de su grupo más emblemático, el Ensemble InterContemporain.

Agitador cultural y gestor infatigable, Boulez impulsó desde su juventud aventuras sonoras que hicieron avanzar las vanguardias europeas, desde el Domaine Musical en los cincuenta, el Institute de Recherche et Coordination Acoustique-Musique (IRCAM) de París en los setenta, y la Cité de la Musique en París en los noventa, de la que fue cofundador. Como compositor es un perfeccionista que revisa sus trabajos para eliminar defectos o añadir cosas que echa en falta en su búsqueda de imaginativos recursos sonoros. Como director de orquesta ahorra gestos con vistas a la galería, dirige sin batuta y con apabullante eficacia, fruto de un exhaustivo dominio y control de las partituras que fascina a los músicos que dirige. Su doble condición de director y compositor tiene efectos obsesivos en su forma de aproximarse a las partituras. Conoce en carne propia los límites que existen entre la idea del creador y su puesta en práctica al frente de una orquesta, en un auditorio con unas condiciones acústicas y una disposición espacial que afectará a la propia esencia sonora de la obra. La interpretación es un arte difícil, complejo e intuitivo. Y Boulez lo sabe por partida doble. Además, los años de práctica en el podio le han ayudado a perfilar y economizar gestos y recursos, buscando siempre la máxima eficacia.

El compositor y director de orquesta Pierre Boulez.
El compositor y director de orquesta Pierre Boulez.BERNARDO PÉREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_