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SOCIEDAD

El obispado de Málaga conecta por la Red a 150 de sus 250 parroquias

Un técnico resuelve a distancia los problemas informáticos de los sacerdotes - Noventa iglesias tienen ADSL, 10 de ellas con Wi-Fi - En cuatro años la página diocesana ha pasado de 3 GB a 9 GB de tráfico mensual

Florencio Hernández, de 40 años, ingeniero industrial, casado y padre de dos hijos, es el artífice de la revolución tecnológica de la diócesis de Málaga, que inició su informatización en 2001. Cuatro años después, 150 parroquias de Málaga y Melilla tienen al menos un PC con conexión a la red y 20 de ellas cuentan con página propia. Hay 90 ADSL instalados (10 inalámbricos) y el tráfico de la web diocesana, que da servicio de almacenamiento y correo electrónico a la comunidad eclesiástica, ha pasado de 3 GB a 9 GB de tráfico mensual.

Los sacerdotes malagueños también están movilizados. En 2001 la guía telefónica tenía cuatro números. Hoy no hay párroco que se resista al telefonillo. "Hasta el obispado convoca reuniones por SMS".

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Hernández entró a trabajar en el obispado en 1987. Ocho años después pasó al departamento de informática "cuando sólo había un PC en todo el obispado". Tras informatizar la contabilidad y otros departamentos, inició, por orden del obispo, la modernización de las 250 parroquias después de que una encuesta interna revelara que el 95% de los sacerdotes querían un ordenador conectado a Internet. El primer paso fue desarrollar el programa de gestión parroquial Gesparr para digitalizar los archivos. Luego, dar cursos de introducción a Internet y de ofimática a los párrocos.

"Los curas no satanizan Internet. Al contrario, se maravillan cuando ven cómo se simplifica su labor pastoral. Es un colectivo que se mueve mucho. Algunos hasta leen la Biblia en PDA".

Los problemas informáticos de los sacerdotes también los resuelve Hernández sin moverse de su despacho. El programa Websupport de Dialcom permite instalar programas, configurar equipos, tratar ficheros y asistir a la navegación de forma remota. "Da un gran rendimiento incluso con conexiones a Internet vía módem a 56 kbps. Además, el párroco no tiene que saber mucho. Sólo debe acceder a la página diocesana e introducir su nombre de usuario y la contraseña para pedir ayuda". Automáticamente aparece Florencio al otro lado. "Como tengo cámara web, me ven la cara y se quedan tranquilos. También podemos hablar sobre voz IP".

La próxima revolución llegará con las tarjetas de identificación sacerdotal. "El desarrollo está listo. Sólo falta terminar el diseño y dar a los curas el carnet, con foto incluida, que les servirá para que usen la intranet o identificarse cuando quieran oficiar misa en otras iglesias".

El foro de la página diocesana muestra signos de modernidad. Sexo en el sacerdocio, matrimonio y adopción homosexual están al orden del día. "Con respeto se puede discutir sobre cualquier cosa. La Iglesia no está en el siglo XVI. El problema no es mental, sino económico. Muchos me dicen que pido más que un cura, pero debo reconocer que la colaboración altruista de voluntarios y empresas nos está permitiendo avanzar".

MÁLAGA: www.diocesismalaga.es

La red Wi-Fi de María Madre de Dios

La religión no está reñida con la tecnología. "Javier se maneja divinamente por Internet. Yo simplemente aprovecho la informática para mi labor pastoral", dice, modesto, Jerónimo Tabernero. Javier Guerrero discrepa: "¡Qué va, si estoy aprendiendo!". Ambos sacerdotes comparten vocación, despacho y feligreses en la iglesia de María Madre de Dios, una de las 150 parroquias de la provincia de Málaga y Melilla que utilizan el programa de gestión parroquial Gesparr para su actividad diaria.

Tabernero y Guerrero, de 39 y 36 años respectivamente, llegaron a su parroquia en septiembre de 2003. Inmediatamente aprovecharon la iniciativa del obispado para instalar una red inalámbrica Wi-Fi y se pusieron a "trabajar en red". Guerrero lleva un ordenador portátil. Tabernero prefiere el de sobremesa. Ambos comparten documentos, preparan catequesis, homilías, cursos de formación y cancioneros para niños, y hasta elaboran un libro de cuentos para reflexionar con adultos que primero imprimen a color y después venden "para reducir el déficit de 32 millones de pesetas que tiene la iglesia", construida hace 11 años.

También mantienen contacto virtual con otros párrocos. "Le llamamos ejercicios de solidaridad porque evitan el trabajo doble. Para la Semana Santa, hemos contactado con un misionero de Perú. Compartimos dinámicas y enriquecemos a los feligreses de ambos lugares. Esto también es la globalización ¿no?", dice Guerrero.

A su red Wi-Fi también se conectan los dos equipos del archivo parroquial. Los nuevos registros de bodas, bautizos y comuniones no se escriben en papel y los antiguos se están digitalizando gracias a la colaboración de voluntarios, muchos jubilados.

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