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Crónica:FÚTBOL | 28ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Sevilla se desploma ante el Zaragoza

El Sevilla empezó la temporada como un bollo suizo y mantuvo la textura sabrosa hasta el mismito final de 2004. Desde su bonita victoria en el estadio Bernabéu, su evolución se ha dirigido hacia el mendrugo. Ayer, el Zaragoza supo reducir el pan duro a migas. No valen además apelaciones a cansancios o acumulaciones de partidos -el Zaragoza también jugó el jueves en la Copa de la UEFA y, por añadidura, contra el Austria y los témpanos de Viena.

El Sevilla no soporta ni el peso de sus sombra mientras que el Zaragoza leyó el partido y mantuvo el esfuerzo en lo estrictamente necesario para rentabilizar las calidades que tiene. Zapater salió de pivote pegadito a la defensa y con la orden de que Baptista no se le saliera jamás del rabillo del ojo. Galletti y Savio tiraban del escenario del juego y Villa corría y corría para desesperación de Alfaro y Navarro.

SEVILLA 0 - ZARAGOZA 1

Sevilla: Esteban; Daniel Alves, Javi Navarro, Pablo Alfaro (Darío Silva, m. 46), David; Jesús Navas (Fernando Sales, m. 72), Martí, Renato, Adriano; Julio Baptista y Antoñito (Kepa, m. 46).

Zaragoza: Luis García; Cuartero (Ponzio, m. 61), Capi, Milito, Aranzabal; Movilla, Zapater; Galletti, Óscar (Generelo, m. 79), Savio; y Villa (Cani, m. 69).

Gol: 0-1. M. 33. Milito, de cabeza, tras el saque de un córner.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Cuartero, Villa, Daniel Alves y Darío Silva.

40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

En el minuto 19, el asturiano estrelló un pepinazo en el palo derecho de la portería de Esteban. En ese mismo instante, los sevillistas se dieron cuenta de que el presunto dominio que se veía sobre el césped no era más que una treta. El Zaragoza quería que se adelantaran todo lo posible las líneas de los de Joaquín Caparrós. Milito y Capi se sobraban para echar agua a los fuegos de artificio de Antoñito, en lo técnico, y de Baptista, en lo físico.

El único en el Sevilla que podría molestarles era Jesús Navas. Con corazón de león y cuerpo de tejón, Navas se atrevió a todas, quizá a demasiadas, pero al menos lo intentaba. Centró a Antoñito en el minuto 26 para que éste fallase, solo, una vaselina de cabeza ante la salida a la desesperada de Luis García. Su mejor jugada en la segunda mitad acabó en el palo derecho de la meta del Zaragoza.

Villa y Óscar sacaron de quicio a las líneas más retrasadas del Sevilla. Pero el gol lo metió Milito, que remató un córner que sacó Savio con la placidez que le rematan ahora al Sevilla las jugadas en la olla.

En el Sevilla, los únicos que se salvaron fueron el portero Esteban y David Castedo. Caparrós volvió a la demagogia de la heroica con la introducción del canterano Kepa y Darío Silva, ambos arietes, tras el descanso. Ajeno a las gestos grandilocuentes, Víctor Muñoz ató el partido con Galletti en punta -tiró dos goles hechos-, Ponzio y Generelo.

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