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Robots teledirigidos desmontarán las partes más difíciles del Windsor

El Ayuntamiento anuncia que el desmontaje del rascacielos será largo y complicado

El desmontaje de la incendiada torre Windsor será un proceso largo, complicado y no exento de riesgos. Así lo anunciaron ayer los responsables del Departamento de Control de la Edificación del Ayuntamiento, que se encargarán de coordinar todos los trabajos. La falta de precedente de unas obras similares hace que los planes de trabajo y de seguridad sean novedosos en todos los aspectos. El Ayuntamiento ha previsto utilizar robots dirigidos por control remoto para cortar las zonas más inaccesibles del inmueble siniestrado. Aún se ignora el coste final de la operación.

Los trabajos previos para el desmontaje durarán todo el fin de semana. Primero es necesario enrasar la calle de Raimundo Fernández Villaverde para colocar las dos grúas que se encargarán del desmontaje del edificio. Sólo para el traslado de estas grandes máquinas son necesarios 30 camiones de gran tonelaje. Su montaje durará dos o tres días. Cada grúa posee una potencia de carga que va desde las seis toneladas para los puntos más elevados y distantes del edificio, hasta las 35 o 40 en los más cercanos, según el jefe del Departamento de Control de la Edificación del Ayuntamiento, Emilio García de Burgos. "Empezaremos con dos, pero lo más seguro es que instalemos hasta tres más", añade este técnico.

Ésa será la parte visible de los trabajos previos, ya que por debajo, en los túneles de Azca, también habrá una actividad frenética. Se instalarán estructuras auxiliares que refuercen la resistencia de las plataformas en las que se asienta la torre Windsor. También serán colocadas las casetas de los obreros y las vallas perimetrales para evitar el paso de personas ajenas a las obras.

Planchas de neopreno

El Ayuntamiento no ha querido fijar, de momento, fecha de conclusión de los trabajos de desmontaje. Lo que sí dejó muy claro es que siempre primará la seguridad de los operarios y de los edificios colindantes. "No debería de llevarnos más de 12 meses", añadió García de Burgos. Serán colocadas planchas de neopreno bajo el edificio para amortiguar las eventuales caídas de objetos de la torre.

Los cortes en el edificio podrán ser hechos de forma diferente: con lanza térmica, con sopletes, con agua a presión o con rayos láser. Aún no está decidido. Un punto que tiene claro el Ayuntamiento es que ningún operario pisará el edificio siniestrado durante el desmontaje. Todo se realizará a través de las enormes grúas, ya que aún persiste el riesgo de que el edificio se venga abajo.

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Para acceder a las zonas más complicadas o peligrosas serán utilizados robots de unas cuatro toneladas de peso. Éstos circulan con cadenas y por control remoto. Van dotados de una cámara de vídeo, con la que el operador sabe en todo momento adónde dirigirlos. Pueden ir dotados con pinzas, martillones pilones, tijeras, retroexcavadoras o sierras. De este modo, estas particulares navajas suizas multiusos permitirán llegar a desmontar las áreas más inaccesibles.

El rascacielos será desmontado por trozos más o menos voluminosos e irán siendo bajados con las grúas hasta el suelo. Siempre se trabajará desde el exterior del edificio porque sólo resulta relativamente estable su núcleo central. "Es difícil saber en estos momentos el peso total del edificio", añadió el jefe del departamento.

El Ayuntamiento también ha previsto los problemas de tráfico que se producirán por el desmontaje y el consiguiente trasiego de camiones llenos de escombros y estructuras metálicas. Siempre que sea posible, el traslado a los vertederos se hará de noche, cuando la circulación es más fluida y los pesados tráileres incordian menos.

García de Burgos descartó la posibilidad de volar con dinamita el edificio ya que se encuentra en una zona de túneles: "Los daños colaterales que produciría serían mucho mayores, por el sitio y el subsuelo que hay bajo la torre, que los resultados que conseguiríamos".

Difícil solución para la línea 6

Uno de los aspectos que más afectan a los madrileños está pendiente de solución: ¿cuánto estará cortada la línea 6 del metro entre Cuatro Caminos y República Argentina? Los técnicos no tienen una respuesta certera para la misma, ya que todo dependerá de cómo evolucionen los trabajos de demolición. Esta decisión se tomará de forma conjunta con los responsables de Metro.

Lo mismo ocurre con la apertura de la calle de Raimundo Fernández Villaverde. Durante este fin de semana serán instaladas las dos gigantescas grúas de 300 toneladas de peso que servirán para iniciar el desmontaje a partir de la próxima semana.

Su montaje resulta duro y lento, ya que es necesario mover piezas muy grandes y pesadas. Además hay que asegurar perfectamente el terreno.

La apertura de Raimundo Fernández Villaverde, según el jefe del Departamento de Control de la Edificación, Emilio García de Burgos, podría ser "paulatino", y conforme se vaya reduciendo la altura desmontada del edificio. "Desde luego, antes de que lleguemos a la planta décima o similar no permitiremos que el tráfico circule por esta calle", explica García de Burgos.

Otro problema es que las grúas precisan mucho espacio para moverse con total seguridad, con lo que el paso de coches estaría desaconsejado, al menos de subida hacia la zona de Cuatro Caminos. "No hay que olvidar además que el edificio ha resultado muy dañado por el fuego y que todavía subsiste el riesgo de que se venga abajo en cualquier momento", añade el jefe de Control de la Edificación.

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