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Reportaje:

Insalus echa agua al fuego

La compañía reabre sus instalaciones en Lizartza tras el incendio de 2003

Un incendio fortuito destruyó en julio de 2003 las instalaciones de la empresa Agua de Insalus, ubicada en la pequeña localidad guipuzcoana de Lizartza. Las llamas quebraron la actividad centenaria de la firma, pero no su ánimo para seguir adelante y renovarse. Tras apenas año y medio de obras y una inversión que supera los 10 millones de euros, las botellas de agua mineral natural de Insalus vuelven a estar en el mercado.

Insalus ha aprovechado la reconstrucción de la empresa, en la que ha invertido 10 millones de euros, para duplicar la capacidad de producción
La línea de vidrio ahora tiene capacidad para embotellar 18.000 unidades a la hora, mientras que la de plástico puede alcanzar las 30.000

Insalus abrió sus puertas a los pies de los montes de Lizartza en 1888, en una época en la que estaba en auge todo lo relacionado con las funciones terapéuticas del agua. De hecho, durante su primera década compartió espacio con un balneario. El caso es que la planta de embotellado, nacida en un contexto familiar, pervive 117 años después. Durante este tiempo, ha ido adaptándose a los altibajos de la producción. Y es que en sus orígenes, Insalus no sólo tenía depósitos en toda España, sino que llegó incluso a exportar su agua a las colonias españolas, como Cuba y Filipinas, según recuerda el gerente de la firma, Javier Malcorra. Pero con los años el negocio del agua ha evolucionado "de forma espectacular". Sólo en España hay unos 120 manantiales operando.

Mayor competitividad

La profusión de marcas y la entrada de multinacionales y grandes grupos de bebidas y alimentación en el sector ha disparado la competitividad, de manera que Insalus se ha reconvertido en una firma con "una fuerte implantación" en el País Vasco y Navarra, así como en gran parte del tercio norte de España, explica Malcorra.

La planta guipuzcoana ha ido amoldándose a las demandas del mercado. Así, hasta 1967 sólo embotellaba agua con gas. A partir de esa fecha, introdujo el agua sin gas, que ahora absorbe el 95% del consumo. Hasta 1973, los envases eran de cristal. Ese año la empresa empezó a trabajar también con botellas de plástico, entonces de PVC y luego de PET.

En este proyecto estaba Insalus en julio de 2003, "en el momento punta de la temporada", cuando el fuego acabó con sus instalaciones: una línea de vidrio y otra de plástico con capacidad para llenar 12.000 botellas a la hora cada una de distintos tamaños. En la empresa trabajaban entonces 43 empleados. La facturación de la firma rondaba los seis millones de euros. La gerencia apela a la discreción y prefiere no concretar las cifras exactas de unidades vendidas. Su punto fuerte era y es la hostelería, donde van a parar dos terceras partes de sus ventas. El resto se destina al consumo doméstico. "Somos la marca de referencia en hostelería en Euskadi y Navarra", sostiene Malcorra.

Plan de viabilidad

Mientras se ponía manos a la obra para reconstruir la fábrica, Insalus garantizó el suministro a su red de clientes a través de la comercialización de aguas de otros manantiales con los que llegó a acuerdos de cooperación, hecho del que informaba en el etiquetado. Entre tanto, los responsables de la firma seguían adelante con el plan de viabilidad para reabrir la planta. El pasado mes de junio, las botellas de vidrio empezaron a correr de nuevo por las cintas de las renovadas instalaciones. Hace unas semanas hicieron lo mismo los envases de plástico.

Insalus ha aprovechado la reconstrucción de la empresa, operación en la que ha invertido más de 10 millones de euros, para mejorar las instalaciones y duplicar la capacidad de producción. "Hemos instalado una capacidad con una proyección de futuro", apunta el gerente, para añadir que "las nuevas líneas están totalmente automatizadas, lo cual redunda en una mayor calidad". Ahora, la línea de vidrio tiene capacidad para embotellar 18.000 unidades a la hora, mientras que la de plástico puede alcanzar las 30.000.

Javier Malcorra, gerente de Agua de Insalus, en la factoría de Lizartza.
Javier Malcorra, gerente de Agua de Insalus, en la factoría de Lizartza.JESÚS URIARTE

El 'sacrificio laboral'

Las innovaciones han supuesto, sin embargo, un sacrificio laboral, ya que la empresa ha reducido el número de empleados hasta 28. "El plan de viabilidad era muy claro. Hemos puesto una tecnología probada, moderna, totalmente automatizada, con la que con menos gente se hacen más cosas", señala Malcorra.

La firma guipuzcoana mira ahora al futuro con el objetivo de afianzarse en los mercados en los que está presente y recuperar "el tono de ventas" que tenía antes del incendio, ya que el siniestro hizo bajar "algo" la facturación. Pero también pretende expandir su red comercial a Francia y otros puntos de España. En este afán de ampliar su mercado, Insalus ha alcanzado un acuerdo con Disney para utilizar algunos de sus personajes infantiles, en concreto Witch, en el etiquetado de botellas pensadas para los niños. "Los envases llevan etiquetas más divertidas y un tapón sport de color rosa dirigido al público infantil", detalla Malcorra, quien con esta iniciativa confía en ampliar la presencia de la marca más allá del ámbito regional y en los lineales de alimentación.

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