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Columna
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''Madriz'

Dos lectores de este periódico me han propinado en pocos días sendos y tremendos sobresaltos. Juan Rubio Fernández, de Jaén, aseguraba el día 11 que yo había llamado "cerdos y cochinos" a los curas. Líbreme el Cielo. Menos mal que existen las hemerotecas. Antonio Guerrero Escalona publicó el pasado día 15 una carta que hizo temblar los cimientos todos de la lingüística moderna. Pero aquí sólo fue un momento. Confieso, sin embargo, que llegué a sentir verdadero pánico por lo que, sin duda, resultó ser un seísmo engañoso. Tal vez sucede que uno está estos días muy condicionado por lo que ha ocurrido en el sudeste asiático.

Vayamos aquí desde el principio. Da comienzo el segundo comunicante a su misiva con esta formidable aseveración: "hay quien últimamente ha emprendido una cruzada en defensa del andalú como dialecto auténtico de Andalucía ante la fantasiosa guerra de exterminio emprendida por el castellano perfecto". Dios mío, y yo sin enterarme, pensé. Constata a continuación el hombre que hay quien se lamenta de que los reporteros de Canal Sur hablen como si fueran de Valladolid. Se queja seguidamente de que a muchos les moleste que venga un profesor de Madrid y corrija el ceceo, aclarando: "Quizás sea la forma natural de hablar de ese lugar, pero es incorrecta". Categórico. Nada de medias tintas. Lo que es incorrecto es incorrecto y punto. Se alegra, eso sí, de que nuestro nivel de analfabetismo haya descendido, y que hoy casi todo el mundo sepa leer y escribir, si bien -añade enseguida- "se expresa mal". No vayamos a confiarnos. Siguiendo con su impecable línea de asertos, nos recuerda que hay que "distinguir entre lengua y dialecto", faltaría más. Pero aclarando -siempre aclarando-: "Las lenguas existen, los dialectos no, porque no existen unas reglas que los condicionen y todavía no existe la gramática del andalú". Evidente. Lo mejor, sin embargo, viene al final: "Si tanto nos molesta que de Andalucía sólo se hagan chistes de cateto, intentemos no parecerlo".

Una profesora de 'Madriz' se ganó el mote de 'Zeñorita Olla Expréssssss...

Ya les digo. Por un momento me eché a temblar. Un batería tan completa no la veía yo desde mediados los 50, por lo menos. Hasta que de pronto se me encendió la bombilla: ¡Este señor es un humorista! Y yo tan tonto me lo había tomado en serio. Me había engañado como a un chino -de los de antes-. Desde aquí le presento mis disculpas por ese instante fatídico. Y le agradezco que por unos momentos haya revitalizado mis desalentadas energías por defender el uso normal del andaluz en las tribunas públicas, bajo la forma de eso que algunos llamamos andaluz culto. Por ejemplo, el que usa la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. (Aunque ya he oído decir que ella nunca podrá sustituir a Chaves, "porque es que habla fatá". Señor, Señor...).

Tan animado estoy, que he pensado escribir una comedia, o por lo menos un sainete. Empezaría con algo que me contaron el otro día de un colegio de la provincia de Sevilla. Llegó una profesora de Madriz, y empezó a corregir desaforadamente el ceceo de sus alumnos. Pero exageraba tanto las eses finales que, allá por Navidad, se había ganado un mote estupendo: "La Zeñorita Olla Expréssssss...".

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