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Crónica:CIENCIA FICCIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Miss Agente Especial y la fisión nuclear

OTRO CERTAMEN PARA CORONAR a la reina de la belleza de Estados Unidos. Glamour, cuerpos de ensueño y un asesino que no aboga precisamente por el "que se mueran los feos". En medio de este caos, una agente del FBI decide tomar cartas en el asunto. Tras pasar por las hábiles manos de un cirujano plástico e infiltrarse en el elenco de misses, termina en el ramillete de escogidas que se disputan la preciada corona. Y la fama.

Así las cosas, el anodino presentador del certamen ameniza la velada con una sucinta mención al currículo de cada una de las cinco finalistas. Acaso para desterrar el mito de belleza reñida con inteligencia, el presentador sorprende a la audiencia (o por lo menos a los que firman esta columna) con un tajante "es experta en fisión nuclear de partículas elementales". El argumento pertenece a la olvidable comedia Miss Congeniality, (Miss Agente Especial, 2000), dirigida por Donald Petrie y con Sandra Bullock en el papel de agente infiltrada.

Desde los tiempos de Demócrito, la humanidad se ha preguntado por la naturaleza de la materia. De los átomos se pasó a un conglomerado de partículas (protones, electrones y neutrones), todavía más pequeñas. Durante décadas éstas constituyeron los últimos peldaños en la jerarquía de las partículas llamadas elementales (por definición, indivisibles, esto es, sin estructura interna), los verdaderos ladrillos del universo microscópico.

Hoy sabemos que protones y neutrones no son tan elementales, sino que están constituidos a su vez por partículas: los llamados quarks, de los que existen seis variedades.

Fisión 'versus' fusión

Al desentrañarse la naturaleza de los átomos, los físicos comprendieron que en ellos se almacenaban ingentes cantidades de energía, a escalas inimaginables. Desde entonces, la humanidad ha empezado a utilizar dicha energía, ya sea de forma pacífica (reactores nucleares) o bélica (armas atómicas). Existen dos métodos diametralmente opuestos para abordar tal empresa. Por una parte, la rotura o fisión de elementos pesados como el plutonio o el uranio; por otra, la fusión de elementos ligeros, como el deuterio (isótopo del hidrógeno) o el helio, en un proceso de conversión de materia en energía (¿recuerdan la famosa E=mc2?).

Es posible que la candidata a Miss América llegue a presumir de corona algún día, pero en su faceta científica las cosas no están tan claras: es literalmente imposible fisionar partículas elementales puesto que, por definición, se trata de corpúsculos indivisibles. Y por lo que respecta a su hipotética fusión, las perspectivas no son excesivamente halagüeñas: los quarks, por ejemplo, no se encuentran de forma aislada en la naturaleza, sino que se manifiestan en distintas combinaciones (las que dan lugar a protones, neutrones u otras partículas). Sin duda, una afirmación más modesta, como "es experta en fisión (o fusión) nuclear", habría resultado más apropiada...

En los tiempos modernos, nadie se rasgaría las vestiduras al descubrir a una experta en fisión entre las participantes de un certamen de belleza. Pero ¿se imaginarían a auténticos especialistas en la materia entre los entrañables Picapiedra? Así debió de reaccionar un cierto sector de la sociedad, allá por el año 1972, al anunciarse el sorprendente descubrimiento de una quincena de reactores de fisión de ¡2.000 millones de años de antigüedad! Ahí es nada.

No se trata, claro está, de reactores alienígenas ni de oscuras civilizaciones extintas que desarrollaran la energía atómica en plena prehistoria, sino de un capricho de la naturaleza. Hace dos millardos de años, el incremento del nivel de oxígeno en la atmósfera y los elevados cocientes 235U/238U en algunas rocas posibilitaron la formación de reactores nucleares naturales en algunos emplazamientos terrestres.

Es el caso de la llamada cuenca de Franceville (Gabón), en cuyos depósitos ricos en uranio tuvieron lugar reacciones de fisión, en un proceso espontáneo y autosostenido durante 100.000-500.000 años. De su existencia da cuenta la presencia de desechos nucleares, como plutonio, torio y paladio, fruto de las reacciones nucleares.

Paradójicamente, del estudio de estos yacimientos fósiles de dos millardos de años de antigüedad se espera extraer información valiosa sobre el almacenamiento de desechos radiactivos. Y es que la naturaleza, no lo olvidemos, termina siendo siempre la mejor consejera...

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