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ARDOR GUERRERO | El espíritu militar se infiltra en el deporte

Un 'marine' en la Liga ACB

Sitapha Savané, antiguo oficial de la Navy, emula en el Gran Canaria a Robinson con sus tapones

José Marcos

"De los pabellones de Montezuma a las costas de Trípoli, luchamos las batallas de nuestro país en aire, tierra y mar. Listos para luchar por el derecho y la libertad y guardar nuestro honor limpio, estamos orgullosos de reclamar el título de marines de los Estados Unidos". El himno del cuerpo de infantería más famoso no es extraño para los oídos de Sitapha Savané (Dakar, Senegal; 1978). A los 18 años, el pívot del Gran Canaria, uno de los artífices de la buena campaña del grupo de Pedro Martínez, se matriculó en la Navy de Maryland porque "allí forman a los oficiales y premian la capacidad de liderazgo, una buena experiencia para el desarrollo de un hombre aunque suene machista".

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Cinco años después se había licenciado en Económicas con honores y se había consagrado como un excelente taponador. "Y eso que iba para portero, que mi ídolo era Joel Bats [portero de la selección francesa que ganó la Eurocopa de 1984] y que, hasta el Dream Team en los Juegos de Barcelona 92, veía al baloncesto como un medio para conseguir una beca", recalca Sitapha. Tal fue su actuación que pasó a ser conocido como El Pequeño Almirante,en recuerdo de David Robinson, el marine de San Antonio Spurs, el único que le superó en tapones en la historia de la Navy.

Una cualidad que Savané no ha perdido: el curso pasado fue el máximo taponador (2,13 de media) de la Liga ACB en las filas del Tenerife -"ascender con ellos es, de momento, mi máximo logro"- y en éste lleva 19 (1,4). Su juego no se reduce a intimidar a los contrarios. Así, Taph promedia 12,5 puntos (61,5% de tiros de dos y 54,8% de tiros libres) 6,6 rebotes, 4 faltas provocadas y 29 minutos por encuentro. "Me han servido mucho los entrenamientos de mis tiempos con los marines, ¡mucho más intensos que los de ahora!", reconoce entre risas; "imagínese, el rollo es idéntico al que ves por la tele, cuando desde las seis de la mañana a las once de la noche no paras de correr y arrastrarte por el barro coreando las típicas canciones marciales. Caes rendido a la cama y, al rato, vuelta a empezar. Ésa es la manera que se estila para cambiarte de civil a militar".

Políglota -habla cinco idiomas- y avezado devorador de libros -"desde El Código da Vinci a Ébano"- Sitapha no es un descendiente más de la tribu de los mandingo. Su padre es ministro de Industria de Senegal y su madre alta funcionaria de Naciones Unidas y amiga íntima de Jimmy Carter. Razón de más para que no vieran con buenos ojos su opción por la vida militar. "Mis padres se conocieron en una reunión de estudiantes en París en mayo del 68 y, a su vuelta, digamos que... no tuvieron buenas experiencias con los militares en África", explica con su voz profunda.

Las protestas de miles de ucranianos por el fraude de los últimos comicios ha reavivado el recuerdo que Sitapha mantiene de la noche de 1993 en que hombres uniformados entraron en su casa y se llevaron a su padre: "Se pasó dos meses sin cargos en la cárcel hasta que le soltaron después de montar una huelga de hambre".

Obcecado en la tarea de contribuir al desarrollo de Senegal, el patriarca le reprocha su dedicación al baloncesto profesional. "Me dice que llevo cinco años de vacaciones, pero lo hace con una sonrisa", cuenta a carcajada limpia. Parte del éxito del ahora admirador de Hakeem Olajuwon -"en parte porque es africano y en parte porque jugaba de interior"- depende del estado de ánimo con que entre en la cancha. "Antes de los partidos escucho hip hop, música cañera para motivarme". Método idéntico al que emplean grandes de la natación como Michael Phelps o muchos de sus antiguos compañeros de armas antes de entrar en combate en las callejuelas de Faluya o las avenidas de Bagdad.

"En ocasiones veo a alguien que conozco en la CNN", cuenta tan peculiar integrante de la alta alcurnia senegalesa con su corpachón de 201 centímetros y 105 kilos, que reconoce que podría estar pegando tiros en Irak si no hubiera hecho ascos a la nacionalidad norteamericana cuando se la plantearon. "La situación es bastante loca si piensas en las razones de esta guerra. En eso demuestran que no pensamos igual cuando nos enviamos e-mails", afirma.

Fanático del gazpacho de Zulay, su esposa, y de la serie Aquí no hay quien viva, este oficial en la reserva de la marina senegalesa sigue dispuesto a proseguir sus vacaciones en España haciendo grande al Gran Canaria a base de tapones. Después ya verá si prosigue con su empresa de importación de pescado de su tierra a Canarias o se adentra en los entresijos de la política de Dakar. "Todo, a su tiempo", concluye como buen diplomático.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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