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Más de 1.400 millones de trabajadores ganan menos de dos dólares al día

La OIT cifra en 2.800 millones el número de personas con empleo en todo el mundo

Cristina Galindo

Más de 1.400 millones de trabajadores -la mitad de los 2.800 millones de empleados del mundo- están atrapados en la pobreza y ganan menos de dos dólares diarios, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En su informe anual, la institución insiste en que esta situación puede mejorar con políticas orientadas a aumentar la productividad. Pero advierte de que la mejora de la productividad en los países industrializados genera, al menos de momento, más desempleo que la temida deslocalización (traslado de fábricas y trabajos a otros países en desarrollo).

Más trabajadores que nunca están viviendo en la pobreza, según el Informe sobre empleo en el mundo, publicado ayer por la OIT, agencia de Naciones Unidas, con datos de 2003. De los 1.400 millones que ganan menos de dos dólares diarios, 550 millones llevan cada día a casa menos de un dólar, mientras casi 185,9 millones no tienen un empleo, lo que supone una tasa de paro mundial del 6,2% el año pasado, frente al 6,3% de 2002.

No obstante, el porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza ha disminuido con respecto al nivel alcanzado en 1990, pasando del 57,2% al 49,7%. "La generación de más puestos de trabajo y de mayor calidad debería convertirse en pieza fundamental de las estrategias para reducir la pobreza del mundo", indicó el director general de la OIT, Juan Somavia, en una conferencia de prensa en Ginebra, sede del organismo.

La productividad es clave. "El crecimiento de la productividad es, después de todo, el motor del crecimiento económico que puede permitir a mujeres y hombres obtener ingresos suficientes para salir de la pobreza", añadió Somavia.

El informe, de 257 páginas, hace un profundo análisis sobre los pros y los contras de la mejora de la productividad. Ésta suele ser positiva cuando va ligada a los avances tecnológicos, que permiten producir más en menos tiempo y a menor coste, y al reciclaje continuo de la mano de obra, que debe adaptarse a los cambios. Esta adaptación no significa, puntualiza la OIT, que se apoye la temporalidad, sino la estabilidad combinada con la movilidad laboral.

Pero a veces la mejora de la productividad se hace a costa del empleo, sobre todo en el sector manufacturero, y sus efectos son mayores que los de la temida deslocalización de empresas, un fénomeno cada vez más frecuente en los países industrializados. Un ejemplo de ello, señala la OIT, es que en la década pasada la producción de acero en Estados Unidos aumentó de 75 a 102 millones de toneladas, pero el número de empleos en esa industria se redujo de 289.000 a sólo 74.000.

En cambio, el traslado de la producción al extranjero por parte de algunas empresas provocó menos del 2% de los 239.361 despidos masivos anunciados en Estados Unidos en el primer trimestre de este año.

A largo plazo, la mejora de la productividad es positiva, según la OIT. Sus beneficios impactan sobre el conjunto de la economía, con precios más bajos, más consumo y empleo.

Respecto al objetivo de Naciones Unidas de reducir a la mitad la pobreza en el mundo para 2015, la OIT considera que las perspectivas no son muy prometedoras, y sólo Asia Oriental tiene verdadera oportunidad de lograrlo. La OIT estima que que en 2015 podría reducirse el porcentaje de trabajadores que viven en la pobreza del 49,7% actual al 40%.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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