Manzanita, cantante y guitarrista flamenco
José Manuel Ortega Heredia, conocido como Manzanita, falleció en la madrugada del lunes en su domicilio de la localidad de Alahurín de la Torre, en Málaga, víctima de un infarto.
Guitarrista de altura, Manzanita será más recordado por sus calurosas interpretaciones vocales de temas propios o ajenos, a los que añadió su inconfundible sabor flamenco: Gitana, Ni contigo ni sintigui, Paloma blanca, Para que vuelvas, Ramito de violetas, La quiero a morir o la lorquiana Verde.
Hijo de Rafael Ortega García y Trini Heredia Jiménez, nació en Madrid en 1956 dentro del cogollo del arte flamenco: era sobrino de Manolo Caracol; cuando recibía ataques de puristas, recordaba que también su tío fue criticado por añadir arreglos orquestales al cante.
Aunque soñó con ser futbolista o torero, Manzanita se forjó como guitarrista en Los Canasteros, café de Chinitas y otros tablaos, pasando temporadas como acompañante de Lola Flores y Enrique Morente.
A mediados de los setenta, atraído por la popularidad de la rumba urbana, formó grupo con Amador Losada, Miguel Losada y Alfonso Veneno Gabarre. Como Los Chorbos, se integraron en el Sonido Caño Roto, una audaz iniciativa de José Luis de Carlos dentro de la compañía CBS.
El responsable del éxito de Las Grecas buscaba dar coherencia ideológica a su plan de modernizar fórmulas flamencas y empujó a Los Chorbos para que grabaran canciones reivindicativas como Pueblo gitano y Seguimos igual.
Los Chorbos no llegaron a romper, pero el productor tomó buena nota del talento de Manzanita, que se desgajó del grupo y se lanzó en solitario a partir de 1978 con Poco ruido y mucho duende.
Sus elepés se beneficiaron de un excelente equipo de instrumentistas y los carnosos arreglos de Dave Thomas o Pepe Tejera. Aunque era prolífico compositor, muchos de los éxitos de Manzanita fueron versiones de temas franceses e italianos o adaptaciones de poemas de Lorca y Bécquer.
La emoción de su voz atrajo a cineastas: en 1983, Fernando Colomo recurrió a sus canciones de ausencia para ilustrar La línea del cielo, las desventuras de un fotógrafo español (Antonio Resines) por Nueva York; años después, Manzanita cerraría -en compañía de Ketama- Flamenco, la película de Carlos Saura.
En 1984, Manzanita probó incluso a cantar La bohéme, de Charles Aznavour, con el respaldo de la Royal Philharmonic Orchestra, una idea de Jorge Álvarez y José Luis Cobos. Siguiendo a su antiguo productor, José Luis de Carlos, pasó a RCA, donde lanzó Echando sentencias, en 1986, con aporte de instrumentos árabes e indios.
Unas desafortunadas declaraciones machistas y un enojoso asunto judicial afectaron a su popularidad y propiciaron un alejamiento de la primera plana.
Instalado en Barcelona, Manzanita aportó su sabiduría a artistas como Duquende, Gato Pérez y Marina Rossell. A partir de 1993, volvió a grabar con la compañía barcelonesa Horus, donde dejó testimonio de su fe evangelista en el disco Quédate con Cristo.
A finales de los años noventa, la multinacional Warner apostó por relanzarle. Volvió a regrabar sus grandes éxitos, ahora en directo y con el productor Paco Ortega, en Por tu ausencia (1998).
De la mano de Óscar Gómez, se aventuró en el repertorio antillano con Gitano cubano (2002), donde trabajó con Raimundo Amador, Lucrecia, Lolita y David Montes.
Su última entrega fue La cucharita, donde interpretaba temas de Bob Marley, Rubén Blades o Roberto Carlos. También apareció como invitado en El poder de la raíz, el reciente trabajo de Navajita Plateá.-
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