_
_
_
_
_

Muere un bebé británico cuyos médicos fueron autorizados a no prolongarle la vida

Luke Winston-Jones, uno de los dos bebés británicos que han sido objeto de litigio judicial entre sus familias y los hospitales que se negaban a mantenerlos artificialmente con vida, murió ayer por la mañana. La familia ha pedido una investigación para determinar si el hospital cumplió con todas sus obligaciones.

La familia de Luke, y pocas semanas antes la familia de la pequeña Charlotte Wyatt, perdieron los litigios en los que reclamaban que los hospitales hicieran todo lo posible para mantenerles con vida. En ambos casos, los jueces ampararon a los médicos al autorizarles a no aplicar a los bebés tratamientos que consideraran excesivamente dolorosos aunque ello significara la pérdida de la vida del bebé. En el caso de Luke, la juez sí autorizó que se aplicara masaje cardiaco en el caso de que fuera necesario.

Pero Luke falleció ayer por la mañana después de que su condición "se deteriorara significativamente en las últimas 48 horas" y a pesar de que el hospital le aplicó durante más de una hora técnicas de resucitación, según el hospital. El bebé tenía problemas de corazón y de respiración. "Es el final de mi mundo, he perdido a mi preciado niñito", declaró la madre, Ruth Winston-Jones. El hospital ha asegurado que "han cumplido plenamente el reciente dictamen del Tribunal Superior".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_