La crisis del modelo alemán
El Gobierno germano promueve cambios educativos tres años después del impacto provocado por el informe 'Pisa'
Los políticos y técnicos responsables de la educación en Alemania intentan llevar adelante planes para devolver al país al pelotón de cabeza en Europa cuando se cumplen tres años del impacto provocado por el informe Pisa 2000 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Las sacudidas del informe Pisa todavía se perciben en el país, tres años después de conocerse que los alumnos alemanes se encontraban por debajo de la media de la OCDE en lectura, matemáticas y ciencias naturales. La publicación de los resultados de la investigación supuso un duro golpe al orgullo de Alemania, que gusta definirse como "país de pensadores y poetas". Pisa ha pasado a convertirse en un término habitual del lenguaje político alemán, sinónimo de la "vergüenza" por encontrarse el 21º entre 31 países en lectura y el 20º en matemáticas y ciencias naturales.
El Gobierno intenta establecer unos niveles comunes para todos los alumnos
Un nuevo estudio refleja que el sistema está financiado con escasez y es poco flexible
Tres años después, pocas cosas han cambiado en el sistema educativo alemán, con un federalismo que deja la educación como competencia de los 16 Estados federados con la consecuencia de establecer tremendas diferencias entre unos y otros. Para moverse entre los diferentes tipos de escuela y modelos educativos vigentes en Alemania casi se necesita un navegador como los que ahora se han puesto de moda en los coches modernos. Tras la escuela primaria empiezan el nivel secundario I y después el II, con cinco modelos diferentes cada uno.
En un mismo Estado federado pueden convivir escuelas en las que los niños quedan seleccionados desde los 10 años y se distribuyen hacia la educación básica (primaria), la de grado medio (secundaria) o el bachillerato y las escuelas integradas que mantienen un programa que lleva hasta la prueba de madurez.
De intentar poner orden en este confuso panorama se encarga la Conferencia de Ministros de Educación (KMK en sus siglas alemanas), que parece haber encontrado la piedra filosofal para resolver los problemas educativos reflejados en Pisa: los niveles de educación. Tras este concepto se esconde algo tan sencillo como el intento de elaborar unos niveles comunes e intentar cumplirlos. Con la lentitud que caracteriza al aparato burocrático alemán, la KMK acordó el año 2002 en Bonn la elaboración de niveles de educación que abarquen a los diferentes Estados federados. En diciembre de 2003 se aprobaron esos niveles de educación para la enseñanza de las asignaturas de alemán, matemáticas y el idioma extranjero, y este curso escolar han entrado en vigor en todos los Estados.
Los niveles de educación determinan la participación de cada asignatura en la formación de conjunto y establecen las exigencias en tres niveles de competencia: reproducir, establecer relaciones y generalizar y reflexionar. La KMK acordó en marzo de este año crear en la Universidad Humboldt de Berlín un nuevo Instituto para el Desarrollo de la Calidad en el Sistema Educativo que se encargará de medir los niveles de educación. Se trata de una observación permanente del sistema a través de estudios sistemáticos.
El sindicato de Enseñanza e Investigación (GEW) critica los niveles de enseñanza en alemán, matemáticas y el idioma extranjero que constatan la capacidad del alumno a los 10 años. El GEW considera que la distribución de niños de 10 años entre la escuela primaria, el grado medio o el bachillerato "endurece la muy extendida discriminación de los niños procedentes de hogares humildes".
Entre los planes educativos destaca la aprobación en algunos Estados federados de marcos educativos para las escuelas. El primer Estado en aprobar estos planes fue el de Baden-Wurtemberg en el sur de Alemania, donde gobierna desde siempre la democracia cristiana (CDU). Se trata de lograr planes de estudios no con detalles de lo que tienen que enseñar los profesores, sino de establecer los niveles educativos y capacidades que deben lograr los alumnos en cada curso. Además, varios Estados federados han acordado para este año implantar unos niveles de exigencia común para los exámenes finales en todos los niveles escolares. En siete de los 16 Estados federados ya existe desde mediados de este año una prueba de madurez centralizada, y en otros seis existe ya un acuerdo para introducirla.
Los datos del Pisa 2000 no parecen haber escarmentado del todo a los políticos alemanes responsables de la educación. Un nuevo estudio publicado estos días pone de manifiesto que el sistema educativo alemán está financiado con escasez y es poco flexible. La comparación entre 30 países de la OCDE llega a la conclusión de que los incrementos presupuestarios medios en las escuelas han sido del 21%, y en las universidades, hasta un 30%. En Alemania, esos incrementos sólo llegan al 6% y el 7%. Critica el informe la filosofía imperante en Alemania de que la educación preescolar es una mera prolongación y complemento de la vida familiar, mientras que en países como Francia o España se considera ya como una parte integral de la educación.
Además, constata este nuevo informe que el número de horas de clase al año en Alemania con 636 se encuentra 160 horas por debajo de la media de la OCDE.
Uno de los tabúes en la educación alemana era la jornada escolar de sólo medio día. Durante décadas esto ha resultado intocable, debido en buena parte a las exigencias de los profesores y sus organizaciones profesionales, que argumentan de forma más o menos científica que los niños en edad escolar vuelvan a casa al mediodía. Para paliar esta carencia, el Gobierno federal puso el 12 de mayo de 2003 un programa de inversiones denominado Futuro Educación y Asistencia de acuerdo con los Estados federados.
El Gobierno federal ha aprobado 4.000 millones de euros para que los Estados federados dispongan de ellos hasta 2007 para la creación de escuelas que den clase todo el día en toda Alemania. Según el Ministerio Federal de Educación e Investigación, "Alemania, con sus escuelas casi exclusivamente de media jornada, ocupa una posición excepcional en el mundo donde la escuela se entiende como algo que dura todo el día, donde los alumnos también asisten a clase por las tardes".
Un sondeo de la opinión pública alemana puso de manifiesto que un 79% de los encuestados se mostraba partidario de la escuela durante todo el día. El pasado 28 de junio se inauguró la escuela número 1.000 que trabaja todo el día y creada con fondos federales. Las diferencias de un Estado a otro en la educación alemana se advierten con claridad en los datos sobre los alumnos que asisten a una escuela de jornada completa. En Sajonia y Berlín, un 22% de alumnos tiene escuela todo el día, y en Baviera, sólo un 2%.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.