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Una niña cosida a balazos

El Ejército israelí investiga al oficial que remató a una pequeña palestina

Los soldados israelíes observaron "sospechosas circunstancias" en la actitud de Imán al Hams, una niña palestina de 13 años que el 5 de octubre iba a la escuela en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, y dispararon contra la menor, que se acercaba con una bolsa hacia el puesto de vigilancia de Girit. Murió en el acto. Pero lo que resultó nada sospechoso para los propios militares es el inmediato comportamiento del capitán R. Según han relatado los uniformados que estaban de guardia, el oficial se acercó a la pequeña, confirmó su muerte y después vació el cargador de su arma sobre el cadáver. El mando fue suspendido ayer de sus funciones, según informó un portavoz castrense, después de que la víspera el Comando Sur del Ejército decidiera mantenerlo al frente de la compañía hasta que terminara la investigación, que todavía no ha concluido.

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Los subordinados del capitán ya se habían quejado antes sobre la conducta de su superior. Pero tras el bárbaro acto del jefe de la compañía, un soldado decidió airearlo en la radio militar israelí. "Los soldados dispararon porque pensaban que llevaba una bomba. La niña escapó, pero resultó alcanzada y cayó. Nuestro oficial se aproximó a ella y le disparó dos balas en la cabeza. Luego vació su cargador en el cuerpo de la niña". "Le gritamos que parara", prosiguió el denunciante, "pero él continuó. "La escena nos partió el corazón. Encarnizarse de esa manera nos mancha a todos". "El cadáver tenía 20 balazos, sobre todo en la cabeza y en el pecho", según aseguró en su día el director del hospital de Rafah. Fuentes palestinas aseguran que la pequeña se extravió debido a la niebla.

Las organizaciones de derechos humanos no se cansan de denunciar que el Ejército israelí emplea una fuerza desproporcionada en la represión contra los palestinos en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza y que muy pocos de los excesos son castigados. Los portavoces militares aseguran que actúan éticamente ante unos militantes que cometen actos suicidas.

Once años tenía Ghadir Mujimar, otra niña que fue herida anteayer en el abdomen por disparos de soldados israelíes cuando estaba en un colegio de la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados (UNWRA, en sus siglas en inglés) en Jan Yunis, también en el sur de la franja de Gaza. Perdió la vida ayer. El Ejército israelí -que lanzó el 29 de septiembre la Operación Días de Penitencia tras los ataques con cohetes de palestinos sobre asentamientos judíos en la franja- aseguró que los palestinos habían lanzado previamente un proyectil de mortero contra un puesto militar.

El 7 de septiembre, Raghda al Usar, una menor de 11 años, quedó clínicamente muerta tras recibir dos balazos cuando estaba sentada en su clase en una escuela de Jan Yunis. Murió el 22 de septiembre. Por su parte, Peter Hansen, jefe de la misión de la UNWRA, exigió ayer desde Jordania que el Gobierno de Israel se disculpe públicamente por las imputaciones vertidas sobre esta organización, que fue acusada la semana pasada de complicidad con el terrorismo por permitir presuntamente el uso de sus ambulancias para que los militantes palestinos transportaran misiles de fabricación casera Qasam.

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Los portavoces de la agencia humanitaria aseguraron desde el primer momento que lo que los dirigentes israelíes afirmaban que era un proyectil era en realidad una camilla. El embajador de Israel en Naciones Unidas, Dan Gillerman, acusó a Hansen de odiar a los judíos. El Ejecutivo de Ariel Sharon se ha limitado ahora a admitir su error.

Soldados israelíes arrestan ayer a Imad al Kawasme, miembro de Hamás.
Soldados israelíes arrestan ayer a Imad al Kawasme, miembro de Hamás.REUTERS

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