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Shanghai abre una era en la fórmula 1

El nuevo Gran Premio de China supone la fusión entre la fascinación por el motor y el gran potencial del emergente mercado del gigante asiático

Cuando los motores de los bólidos arranquen mañana a la dos de la tarde (8.00, hora peninsular española, Tele 5 y TV-3) en Shanghai, la más poblada y rica de las ciudades chinas habrá alcanzado, y con ella todo el país, uno de sus sueños más anhelados: celebrar el primer gran premio de fórmula 1 de la historia de China.

No se tratará de una prueba de trámite pese a que el siete veces campeón Michael Schumacher, alemán, y Ferrari tienen ya asegurados sus nuevos títulos. Será una de las citas más trascendentales de la temporada, según afirman los directores de los equipos y los expertos. "Es una carrera muy importante. Probablemente, la más importante de la historia del motor", ha declarado Norbert Haug, responsable deportivo de Mercedes; "es el comienzo de una nueva era. Creo que tendremos más espectadores en televisión que nunca hasta ahora". El fabricante alemán es copropietario de la escudería McLaren-Mercedes.

El circuito, espectacular y ultramoderno, ha supuesto una inversión de 243 millones de euros
Las entradas se agotaron hace un mes, funciona la reventa y se prevé una masiva audiencia televisiva
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El de Shanghai, junto con el de Bahrein, en Oriente Próximo, es uno de los dos grandes premios que se estrenan este año y ha permitido a la fórmula 1 convertirse en una competición verdaderamente global. La prueba de mañana representa la fusión entre la fascinación por el motor y el gran potencial del emergente mercado chino. Un mercado cortejado y anhelado por fabricantes, patrocinadores y empresarios de la publicidad, que ven en la unión del circo de las cuatro ruedas y la destellante capital económica y financiera del gigante asiático un cóctel extraordinario en un país que hace apenas dos decenios vivía inmerso en el comunismo más ortodoxo.

Desde que Pekín ganó los Juegos Olímpicos de verano de 2008, China ha multiplicado sus esfuerzos promocionales como destino de prestigiosos acontecimientos deportivos, como la Copa de fútbol de Asia, torneos de tenis o el campeonato de motociclismo previsto para mayo del año que viene. Un campo más en el que la nación más poblada del planeta busca lograr el lugar que considera que le corresponde en el mundo.

"Esto es una nueva muestra de que China está alcanzando un estatus mundial. Sólo un puñado de países son capaces de albergar un gran premio", explica Michael Dunne, el presidente de la consultora Automotive Resources Asia; "es un hito para su economía".

La fuerte expectación llega también por el hecho de que para los pilotos supondrá competir en igualdad de condiciones en un nuevo circuito desconocido para todos, espectacular y ultramoderno, que ha supuesto una inversión de unos 243 millones de euros. "Esto hace la carrera muy emocionante", ha dcomentado Ralf Schumacher, el hermano de Michael, quien regresa a la pista tras haber estado ausente desde que el 20 de junio se rompió dos vértebras durante el Gran Premio de Estados Unidos.

El circuito, construido en 18 meses, ha sido calificado de "asombroso" por quienes lo han visitado antes de la prueba. Ése fue el adjetivo utilizado por Jenson Button, piloto de BAR-Honda, que luchará en Shanghai por el segundo puesto del campeonato con Renault, la escudería de Fernando Alonso, en la que regresa a la F-1 el canadiense Jacques Villeneuve tras un año de inactividad y haber sustituido al italiano Jarno Trulli.

El diseño ha sido realizado por el alemán Hermann Tilke con un objetivo: facilitar los adelantamientos. La pista, de 5,45 kilómetros, tiene cinco curvas a la izquierda, otras cinco a la derecha, una recta de 1.175 metros y una gigantesca tribuna capaz de acoger a 29.500 espectadores. Su trazado recuerda el carácter chino shang (arriba), uno de los dos que forman la palabra Shanghai.

Con la ciudad volcada y 2.000 voluntarios para ayudar en la organización, la respuesta de los espectadores no se ha hecho esperar. Las 150.000 entradas puestas a la venta -el circuito tiene capacidad para 200.000 personas- se agotaron el mes pasado pese a la falta de tradición automovilística del país. "La televisión china ha retransmitido desde el año pasado todas las carreras, lo que ha permitido a más gente conocer la fórmula 1", afirma Xu Yongmei, de Shanghai Spring International Travel Service, la empresa responsable de la venta de las entradas. Cuestión de calentar motores y despertar afición entre los potenciales espectadores.

China estuvo a punto de entrar en la fórmula 1 en el decenio de los 90. Construyó entonces un circuito en Zhuhai, cerca de Macao. Pero el proyecto fue cancelado supuestamente por no cumplir las normas internacionales y el espectáculo ha acabado allí donde están el dinero, los negocios y los espectadores capaces de pagar los entre 330 y 3.700 yuans (de 32 a 363 euros) que cuesta una entrada en un país en el que el salario medio anual es de 8.300 yuans (815 euros).

Los intereses comerciales y la expectación son enormes. En Shanghai, hoteles que normalmente cobran 150 dólares al día han pasado a 500 y la carrera se ha convertido en mucho más que un acontecimiento deportivo. Muchas de las entradas han sido adquiridas por empresas y los precios en la reventa han llegado a 10.000 yuans. "Como con todo lo demás, actualmente China es un poderoso imán, y Shanghai en particular", dice Dunne; "el Gran Premio de Shanghai no es sólo un encuentro deportivo, sino social y empresarial. La gente dirá: '¿Estuviste...?'. 'Sí, estuve'. '¿Y viste la carrera?'. 'No, pero estuve allí".

Primera jornada de entrenamientos: 1. Davidson (BAR) 1m 33.289s; 2. Button (BAR), 1m 34.174s; 3. Raikkonen (McLaren), 1m 34,289s; 8. M. Schumacher (Ferrari), 1m 34,776s; 13. Alonso (Renault), 1m 35,514s; 15. Villeneuve (Renault), 1m 35,851s.

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