Banda sonora para una vida de cine
El director gaditano Julio Diamante recrea sus músicas favoritas con las letras del libro 'Blues jondo'
Pocos creadores merecen ser clasificados como polifacéticos con tantos honores como Julio Diamante. Nacido en Cádiz en 1930, su capacidad para emprender proyectos culturales y llevarlos a buen puerto fue siempre abrumadora. Director de cine, guionista, conferenciante e impulsor de un sinfín de eventos, entre los que destaca la dirección de la Semana Internacional de Cine de Benalmádena, este hombre de imponente altura, elegante delgadez y barba canosa mantiene intactas su vitalidad y sentido creativo.
Autor de filmes como Las lágrimas del diablo, Tiempo de amor o El arte de vivir y adaptador para la escena teatral de obras de Ibsen, Menotti y Goldoni, entre otros, Diamante mantuvo hasta hace poco oculta una de sus pasiones: su faceta de escritor, concretamente de letrista. Aunque Diamante ya había ejercitado su pluma en libros como De la idea al film y Dos guiones, no fue hasta la aparición de Cantes de vida y vuelta cuando comenzó a rendir homenajes en verso a su música predilecta: el flamenco. Ahora, acaba de publicar una nueva entrega de sus escritos en la que pone de manifiesto otras dos devociones sonoras, el jazz y el blues. Su título es Blues jondo y comprende medio centenar de letras repartidas entre estos géneros.
"Yo tenía 12 o 13 años cuando el jazz y el blues entraron en mi corazón. En los años cuarenta y tantos era difícil escuchar discos de esta música y mucho más encontrarlos. Para lograr ambas cosas, desarrollé una tenaz labor detectivesca en busca de discos de 78 revoluciones", recuerda Diamante. Luego vendría la fundación del Hot Club de Madrid, las emisiones semanales que Julio Diamante dirigió en Radio Nacional de España. Fue en esos programas donde el cineasta empezó a plantearse la cuestión de los parentescos sonoros. "Reiteré en diversas ocasiones las afinidades que encontraba entre el blues y el jazz con el flamenco, otro gran amor mío, éste más fácil de entender por haber nacido en una cuna del cante como Cádiz", comenta.
El autor, lejos de escandalizarse ante los trasvases y fusiones que se han experimentado entre ambas músicas en las últimas décadas, ve los mismos como un encuentro natural, aunque considera que no todo vale: "Muchos aficionados al flamenco se muestran contrarios a tales experiencias. A mí, aunque amo el cante jondo, me parecen interesantes, lo cual no significa que esté de acuerdo con la fiebre-fusión que tan alegremente hoy se vive", matiza. Diamante ejercita su pluma con gracia y frescura, pero también con un extraordinario oído rítmico y musical. Sus letras son mayoritariamente homenajes a grandes intérpretes, pero también briznas cantadas de compromiso social o intelectual, así como recuerdos a grandes figuras intelectuales.
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