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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El plumero de la alcaldesa de Córdoba

Rosa, doña Rosa o señora Aguilar. Abnegada servidora pública, comprometida militante de izquierdas, o advenediza circunstancial que aspira al papel de aclamado mito local. Después de tantos años es difícil todavía emparejar a la famosa alcaldesa de Córdoba con un tratamiento o con una imagen característica. Todo es confuso alrededor de esta mujer cuya figura, erguida en medio del general derrumbamiento de su confusa coalición, se ha intentado aprovechar para apuntalar la recuperación futura, función que ella ha rehusado desempeñar.

Ni siquiera su catadura ideológica aparece nítida; se la supone situada a la izquierda dada su militancia, aunque luego en su gestión no se aprecie mayor síntoma que lo confirme, salvo la adopción esporádica de alguna medida de carácter meramente ornamental con la que hace pose de progresista. Contra la loable disposición de Anguita para ofrecer al ciudadano un compromiso expreso, previo y claro, concretado en su célebre consigna "programa, programa y programa", la alcaldesa se agazapa a la retranca, y elabora soterradamente sus análisis a rebufo de las expectativas ciudadanas, independientemente de que tales expectativas sean razonables o disparatadas, deseables o inadmisibles, posibles o manifiestamente contrarias a la legalidad, y maniobra acto seguido según sea más rentable en términos de votos, manteniendo siempre oculto el pie del que cojea, no sea que algún personaje o colectivo con los que convenga contemporizar se espante al averiguar cuál es.

Esta falta de fundamento ideológico y esta carencia de sustancia política son la base desde la que la alcaldesa asume su estrategia de chalaneo electoral y ejerce el hábil mercadeo de valores de imagen con los que alimenta su creciente popularidad. No sería posible, sin embargo, mantener esta impostura desde una situación más notoria y, por ende, más expuesta, y quizá sea ésta la razón de que haya rechazado la opción a ocupar el puesto de "gran timonel" de su partido. Por esto y por carecer virtualmente de norte de referencia para trazar un rumbo.

Así, sólidamente situada al frente del Ayuntamiento y mientras acude a los fastos nupciales de palacio con el polvo del camino a El Rocío recién sacudido, va rindiendo adhesiones a salto de mata y nos deja con un palmo de narices a los que, aunque fuera una vez y ya sólo por curiosidad, nos gustaría verle el plumero.

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