CDC adelanta su congreso para cerrar el debate sobre Europa

Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el principal partido de la coalición CiU, adelantará a octubre el congreso extraordinario en el que fijará su posición para el referéndum de la Constitución europea. La previsión inicial era celebrar este congreso a finales de año, pero el riesgo de que el debate entre los afiliados partidarios de apoyar el tratado constitucional y los partidarios de rechazarlo acabe provocando una división interna ha movido al secretario general, Artur Mas, a adelantarlo.

Mas se mantiene neutral entre unos y otros. Ayer ratificó en conferencia de prensa que no se pronunciará hasta que el congreso decida qué posición es la mayoritaria en el partido. Explicó que como secretario general le corresponde garantizar que el debate se lleve a cabo en condiciones de igualdad para todas las posiciones.

Los partidarios del no, entre los que destaca el vicesecretario general, Felip Puig -firme defensor también de la deriva soberanista tomada por Convergència en los últimos años-, están convencidos de que ganarán el congreso. Mas advirtió ayer, sin embargo, de que este debate no debe convertirse en una lucha entre sectores en el partido que enfrente a los soberanistas con los moderados.

El líder máximo de Convergència y ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, no ha dado a conocer públicamente su posición sobre la Constitución europea, aunque no ha ocultado su decepción por su contenido general, por el retroceso del regionalismo europeo que supone y por la falta de reconocimiento de la oficialidad de la lengua catalana. Todo esto favorece los argumentos a favor del no.Pero Jordi Pujol está muy escarmentado por el desprestigio sufrido por su partido en los círculos políticos internacionales a raíz de haber favorecido bajo cuerda el no en el referéndum sobre la OTAN celebrado en España en 1986. Y, según algunas fuentes convergentes, esta experiencia puede llevarle ahora a preferir el sí.

Hasta ahora, sólo se han pronunciado a favor del sí el único eurodiputado de CiU, Ignasi Guardans; ex dirigentes del partido como Miquel Roca y Josep Maria Cullell, y el secretario general de CiU y líder del segundo partido de la coalición, Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, que no cuenta con ninguna simpatía entre los soberanistas de Convergència.

La reivindicación nacionalista pesa de forma decisiva en el rechazo de los miembros de Convergència al tratado constitucional, por encima de los planteamientos específicamente relacionados con el europeísmo. Los promotores de la plataforma Euroconvergentes por el No, formada por militantes del partido, aseguraron el miércoles que la no inclusión del catalán entre las lenguas oficiales "es un argumento suficiente para el no, aunque no sea el principal". Éste es casi el único mensaje que están lanzado los dirigentes nacionalistas a sus electores y simpatizantes.

En las filas de Convergència existe pánico por que sus rivales de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que se ha pronunciado ya por el no a la Constitución europea, capitalicen un rechazo que estiman mayoritario entre los electores nacionalistas.

Mas advirtió de que el referéndum sobre la Constitución europea "será un fracaso" si no participa más del 50% del electorado, "gane quien gane".

El líder del primer partido de la oposición criticó el "perfil bajo" y el "tono mediocre" que, según él, tiene la actuación del Gobierno de Pasqual Maragall. Aunque le echó en cara no haber presentado en 10 meses "ni una sola iniciativa económica salvo la introducción de un impuesto sobre los carburantes", se mostró dispuesto a alcanzar acuerdos sobre los presupuestos, el proyecto de reforma del Estatut y la reforma de la financiación autonómica.

La prioridad de CiU en la política de pactos seguirá siendo, dijo, lograr acuerdos con Esquerra Republicana para hacer efectiva "la mayoría nacionalista que hay en el Parlament", dijo.