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Reportaje:

Solbes aumenta la presión

Las quejas sobre presidentes de empresas privatizadas desatan las especulaciones

La presión política sobre los presidentes de grandes empresas que fueron nombrados por el PP en la gran ola privatizadora de hace ocho años ha subido muchos grados. Primero fue José Luis Rodríguez Zapatero, quien, antes de llegar a La Moncloa, sostuvo que el PP privatizó "para regalar empresas a los amigos". Y ahora ha sido su vicepresidente económico, Pedro Solbes, al declararse sorprendido por el "perfil" de algunos de los ejecutivos elegidos por los Gobiernos de José María Aznar. Telefónica, Endesa, Repsol-YPF, Iberia, el BBVA o Altadis forman parte de las quinielas de posibles cambios.

En compañías como Red Eléctrica de España (REE) -con un 28,5% de capital público- o Hispasat, las hipótesis de relevo ya se han convertido en certeza, con la salida de los que fueran sus presidentes, Pedro Mielgo y Pedro Antonio Martín Marín, respectivamente. El nombramiento de un ex ministro socialista como Luis Atienza para sustituir a Mielgo en REE no ha hecho sino poner más de actualidad el viejo dicho de las barbas, el vecino y la bondad del remojo para suavizar operaciones delicadas.

Sin embargo, desde el Gobierno llegan mensajes abundantes en matices. Desde Economía se subraya que no pueden mezclarse manzanas con peras: una cosa son las empresas que todavía mantienen una participación pública, y en las que el Estado tiene margen de decisión en tanto que accionista, y otras las compañías plenamente privatizadas, a pesar de que el Gobierno mantenga en ellas una acción de oro, donde sólo una decisión de los accionistas presentes en el consejo podría forzar un cambio.

Fuentes cercanas a la Administración socialista explican que los cambios en las grandes empresas no serán ni inmediatos ni fulminantes. Por dos razones, por imposibilidad material -el Gobierno no puede destituir a un presidente o modificar un consejo de una empresa privada como se cambia a un subsecretario- y porque las señales hacia un mercado abierto y globalizado podrían no ser las adecuadas.

Por ello, el cambio de presidentes en las empresas privatizadas, si llega a producirse, sería el que impulsen los accionistas de las empresas. Están descartadas acciones directas e inmediatas del Gobierno para incitar directamente dichos cambios. La recomendación abrupta o la presión política están también excluidas.

El peso de los accionistas

Pero sí podrían aprovecharse los cambios de consejeros -sobre todo de independientes- para modular las expectativas de sustitución a medio plazo. Puede contarse también con la complicidad o coincidencia de intereses con algunos grandes accionistas que son clave en algunas de las compañías más significativas. La Caixa, por ejemplo, con posiciones muy importantes en Repsol-YPF (controla un 14,5%), Endesa (5%) y Telefónica (5,38%) podría ser una palanca potente si alguien pone el punto de apoyo adecuado para impulsar movimientos. Un miembro del Gobierno destaca en este sentido que las cúpulas de las empresas "no siempre reflejan el peso" real de sus accionistas. Otro aderezo al guiso político-empresarial que ha calentado Pedro Solbes esta semana.

Oficialmente, ninguna de las empresas privatizadas habla de la posibilidad de relevo en su cúpula. Extraoficialmente, todas las consultadas destacan la profesionalidad de sus máximos responsables y sus logros. Desde el abandono de las operaciones arriesgadas de su antecesor Juan Villalonga, en el caso del actual presidente de Telefónica, César Alierta, hasta el proceso de reducción de deuda y consolidación en América Latina que puede enumerar como méritos el presidente de Endesa, Manuel Pizarro.

Todos, eso sí, quisieran continuar. César Alierta fue claro al respecto cuando, poco después del triunfo socialista dijo: "Me siento relativamente joven para continuar en la presidencia". Su relevo formal al frente de la compañía exigiría la mayoría simple del consejo de Telefónica, formado por 19 miembros. Un consejo que también está sujeto a insistentes especulaciones de cambio y más tras la entrada de nuevos consejeros independientes pero con buenas relaciones con el actual Ejecutivo como el ex vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, que se ha incorporado a la filial chilena Telefónica CTC Chile.

Pero los cambios, al menos sobre el papel, no son fáciles. En el caso del BBVA, fuentes financieras comentan que los cambios en la presidencia que ostenta Francisco González son muy difíciles. En el consejo del banco no existen grandes accionistas que pudieran colaborar con el Gobierno: sólo Telefónica, con el 1% del capital y un consejero. El resto del consejo lo nombró González y es necesario que tres cuartas partes voten a favor de un cambio para que dejara la presidencia. Además, el banco busca incorporar un consejero (ahora tiene 15 y el máximo es 16) que podría ser europeo, por lo que no parece que se esté pensando en una persona cercana al PSOE.

Las declaraciones de Solbes han provocado reacciones. Por el PP, su portavoz de Economía, Miguel Arias Cañete, aseguró que esconden una "futura intervención" en las empresas. El PP quiere que Solbes, al que tacha de "irresponsable", se explique en el Congreso. Por su parte, IU consideró necesaria "una limpieza y renovación" en las empresas privatizadas. CiU recordó que el PSOE también ha colocado a afines en empresas públicas. CC OO subrayó que son los accionistas quienes deben decidir.

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