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Los dos sombreros de Gilberto Gil

Juan Arias

En una larga entrevista a la revista Veja, el ministro de Cultura y cantautor brasileño, Gilberto Gil, abre su alma y se confiesa. Dice que ha dejado de fumar marijuana, pero que está a favor de la liberalización de las drogas, que deben ser tratadas como medicinas. Comenta que, al contrario que su hija Preta, que de mayor se ha hecho evangélica, él nació creyente y hoy es cada día más agnóstico, aunque se aplica el dicho "hasta a quien no tiene fe, la fe suele acompañarle". Se reconoce una persona ingenua, de agresividad escondida, que es incapaz de decir tacos y sólo sabe dar puñetazos sobre la mesa. Reconoce que la hipocresia es imprescindible para un ministro, necesaria a la convivencia, y que él hace uso de la hipocresía "a todas horas". Revela que ya es menos fanático en su dieta macrobiótica y recuerda que una vez, invitado a comer por el entonces presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, se llevó su marmita con albóndigas de arroz integral. Cardoso le dijo que él comía hasta callos. Y a la pregunta de cómo puede vivir las dos vidas de artista y de ministro a la vez, responde que es como usar dos sombreros y que le resultará fácil cambiar el sombrero de ministro- "bastará con que me quite el traje y la corbata, tome la guitarra y suba a un palco a cantar". ¿Su mayor dolor? Haber tenido que cesar en el ministerio, por corrupción, a un amigo de la infancia.-

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