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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rodillo conservador

El sistema de cuotas no sólo sobrevive en la designación parlamentaria del Consejo del Poder Judicial -tantos vocales para un partido, tantos para otro-, sino que se extiende de forma cada vez más descarada -vía vocales afines interpuestos- al ámbito de los nombramientos estrictamente judiciales, en especial los que afectan al Tribunal Supremo. Si hacía falta algún ejemplo, es singularmente ilustrativa la lista de nombramientos acordada ayer para cubrir una decena de plazas vacantes en diversos tribunales de justicia.

Sin complejos, el sector conservador afin al PP -10 vocales frente a 9- ha optado por copar con sus candidatos la casi totalidad de los puestos vacantes: ocho sobre diez, una cuota que no sólo se lleva por delante el equilibrio entre mayorías y minorías, acorde con la composicion del propio Consejo, sino la más elemental exigencia de proporcionalidad. Es difícil que esa actuación unilateral y aprovechada se hubiera consumado hasta ese grado sin la colaboración del presidente del Consejo, que, en lugar de ejercer de mediador, no ha dudado una vez más en sumar su voto al rodillo conservador.

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Los designados reúnen los requisitos de mérito, experiencia y capacidad legalmente exigibles para el ejercicio del cargo, pero produce escándalo la sola duda de que sean su militancia en una determinada asociación judicial o su perfil ideológico los elementos que, en último término, han propiciado su elección entre otros candidatos igual o más solventes. No es la primera vez que esa duda se produce. Este Consejo, surgido al amparo del espíritu de consenso presuntamente inspirador del Pacto sobre la Justicia firmado por el anterior Gobierno del PP y el PSOE en 2001, asignó poco tiempo después cuatro plazas vacantes del Supremo a los candidatos de la mayoría conservadora, sin dar opción alguna a los de la minoría. Se adelantó así a lo que el propio Gobierno del PP hizo con ese pacto: utilizarlo como pantalla para hacer lo que le veía en gana en materia judicial. Aunque denunciado luego por el PSOE, sus efectos están a la vista. Uno de ellos es un Consejo con una mayoría afín al PP crecida y tentada a actuar de correa de transmisión de este partido en el ámbito judicial.

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