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FÓRUM DE BARCELONA | Actividades

Cesc Gelabert baila con su yo virtual en el montaje 'Glimpse'

El coreógrafo desnuda el mundo interior de los intérpretes de danza en su nuevo solo

Glimpse, el nuevo espectáculo del bailarín y coreógrafo Cesc Gelabert, es un solo. Pero con matices. El Gelabert de carne y hueso entabla un diálogo con un Gelabert virtual, proyectado en una gran pantalla, fruto del trabajo del prestigioso videoartista neoyorquino Charles Atlas. Es un juego de realidades con el que Gelabert pretende desnudar el mundo interior del bailarín, mostrar a los ojos del público qué siente cuando baila. Glimpse, que en inglés significa ojeada, vistazo, se estrena el 20 de julio en el Lliure (la Gelabert-Azzopardi es compañía residente del teatro barcelonés), donde podrá verse hasta el 23 del mismo mes.

En escena, mientras Gelabert va desplegando su estilizado sentido del baile, en la pantalla sus movimientos se traducen "en imágenes y sensaciones". A veces lo que se proyecta es la imagen del bailarín capturada en tres dimensiones, "mi clon", como él la llama: su silueta es un contenedor de cubos que se encajan, para dar idea de la cantidad de piezas del cuerpo que se mueven en cada gesto de danza. Es lo que Gelabert denomina la "sinfonía de articulaciones". Otras veces lo que se proyecta son colores, imágenes sugerentes. "Intento dar información al espectador, en términos artísticos, visuales y sonoros, sobre una pequeña parte de los millones de cosas que pasan por la cabeza y el cuerpo de un bailarín mientras está bailando", explica el intérprete. Gelabert puntualiza que no se trata de datos biográficos, sino de elementos universales. "Quiero hablar de las emociones, del pensamiento, de cosas comunes entre los bailarines".

La combinación de materiales reales y virtuales se traduce en que, durante la función, el público tiene dos polos de interés. "Se establece una competencia entre el vídeo y yo", admite el coreógrafo, pero puntualiza que se ha tratado de equilibrar la importancia de ambos elementos.

En el ensamblaje ha tenido un papel esencial la música de Glimpse, de Carlos Miranda.

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