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'Al filo' instala el campo base para lanzar el ataque al K-2

Rosario G. Gómez

Más que nunca, el equipo de Al filo de lo imposible está pendiente del tiempo. La expedición que desde hace un mes persigue la cima del K-2, la montaña más peligrosa del Karakorum (cordillera del Asia central), está ya instalada en el campo 3, base anclada a 7.400 metros de altura. "Está nevando y esperamos mejore el tiempo para poder emprender la ascensión", comentó este fin de semana desde el K-2 el director de Al filo de lo imposible, Sebastián Álvaro. Los porteadores se disponen a subir el material para que los alpinistas lancen el ataque a la cima del K-2 o Chogori, a 8.611 metros.

Si las previsiones meteorológicas frustran la inminente ascensión, Álvaro asegura que todavía dispondrán de otra oportunidad para planificar el asalto final. En la expedición que sigue la ruta del Espolón de los Abruzos participan Juan Oiarzabal, Juan Vallejo, Ferrán Latorre, Mikel Zabalza y Edurne Pasabán. Otro equipo liderado por Óscar Cadiach afronta la escalada por la Magic Line.

Para Oiarzabal, éste sería su 21º ochomil, mientras que Pasabán sumaría su séptima gran cumbre. Si consigue coronar el K-2 marcaría un récord histórico: será la primera mujer que conquista la montaña de las montañas, la mole más peligrosa y asesina del planeta. Paralelamente, otro equipo, integrado por Alberto Iñurrategui, José Carlos Tamayo y Jon Beloki, busca la cima de los Gasherbrum III y IV.

La primera de las dos expediciones del programa de TVE quiere conmemorar el 50º aniversario de la coronación del K-2 a cargo de un equipo liderado por el italiano Ardito Desio. La efeméride ha propiciado un alud de alpinistas transalpinos en las laderas del Chogori.

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