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EL 36º CONGRESO DEL PSOE

Malestar de los barones por la presión del PSC para incluir a Montilla en la Ejecutiva

Los socialistas catalanes considerarían un "desprecio" la exclusión de su primer secretario

La intensa presión del PSC para incluir a José Montilla en la Ejecutiva se convirtió ayer en el eje de la polémica en el congreso socialista. En principio, ningún barón regional debía entrar en ese órgano. Se quedarán en el Consejo Territorial. Los barones asumían la excepción que su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, pretendía hacer con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el presidente extremeño, con quien le une una gran amistad. Pero la segunda "excepción", la de Montilla, motivó la protesta de casi todas las delegaciones, salvo la andaluza. El PSC daba por hecha la inclusión de su primer secretario.

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Los barones habían llegado a este congreso con la idea de que no habría ni ministros ni dirigentes regionales en la Ejecutiva. La excepción de Ibarra estaba asumida. Pero ayer se encontraron con otras dos posibles. Primero, la de Jesús Caldera, ministro de Trabajo. Y luego, la de Montilla.

Eso hizo que hasta los más moderados protestaran e hicieran llegar a José Luis Rodríguez Zapatero la incomodidad que les produciría que los máximos representantes de sus federaciones quedaran fuera de la Ejecutiva si el PSC entraba.

El presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces, siempre moderado, mostró su confianza en que, como había previsto Zapatero, los presidentes y secretarios generales ocuparan el Consejo Territorial "sin excepciones, salvo la de Juan Carlos [Rodríguez Ibarra]". Ese mismo deseo lo manifestaron Joan Ignasi Pla, secretario general de los socialistas valencianos; Marcelino Iglesias, presidente de Aragón, José María Barreda, su homólogo en Castilla La-Mancha, y Emilio Pérez Touriño, líder de los socialistas gallegos.

Entre los argumentos favor de estar en la ejecutiva, todos ellos esgrimían el mismo: razones de imagen y de proyección política en sus respectivos territorios. Los que están en la oposición política en sus comunidades son los que esgrimían este argumento con más fuerza, citando a Patxi López, líder del socialismo vasco, y a Touriño, como dirigentes que tendrán que afrontar en breve unas elecciones y necesitan toda la proyección posible. De hecho, la elección de López como presidente del congreso, lo que le permitió hacer ayer un discurso de reivindicación de la lucha del PSOE contra el terrorismo, es un gesto claro para ensalzarlo. El forcejeo continuó hasta altas horas de la noche y continuará hoy, según el ritual clásico del PSOE.

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Los socialistas catalanes utilizaron todos sus mecanismos de presión y argumentales para intentar persuadir a la dirección del PSOE de la conveniencia de que Montilla continúe sentándose en la ejecutiva federal, que ayer fuentes del PSC daban como segura.

Aún así, si las negociaciones fracasan, la delegación catalana no presentará batalla en el congreso, y acatará la decisión final de la cúpula socialista. Ni siquiera reclamará un aumento de su cuota en la ejecutiva, elevando de dos a tres sus actuales representantes. "No se trata de cantidad sino de peso", manifestó un dirigente del partido. Un destacado consejero catalán añadió: "Si Montilla no está en la ejecutiva será un gran desprecio por parte del PSOE".

El PSC rechaza de plano las razones aducidas por el PSOE de limitar la representación ministerial y territorial en la ejecutiva a Jesús Caldera y a Juan Carlos Luis Rodríguez Ibarra, respectivamente. La entrada de Montilla, que reúne las dos condiciones -es ministro de Industria, Comercio y Turismo, y primer secretario del PSC-, no sería una excepción a esta regla, sino por el peso político que, aseguran, tiene el Partit dels Socialistes de Cataluña. Y recuerdan que el PSC fue determinante para la doble victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, primero como secretario general del PSOE, en el 35º congreso de 2000, y después como presidente del Gobierno el 14-M. Los resultados fueron especialmente buenos en Cataluña.

Los argumentos van más allá de la propia fuerza de la formación catalana. El PSC reivindica la personalidad de su primer secretario, José Montilla, una figura clave para que Pasqual Maragall, tras perder las autonómicas catalanas en número de diputados, pudiera acceder a la presidencia de la Generalitat. El ministro dirigió y condujo las negociaciones con Iniciativa per Catalunya pero, sobre todo, con los independentistas de Esquerra Republicana (ERC). Dos grupos, recuerdan a modo de advertencia desde el PSC, fundamentales para asegurar la gobernabilidad del país. Y es aquí donde los socialistas catalanes quieren hacer valer su peso porque Montilla, añaden, juega un papel crucial. "El PSC viene al congreso con la voluntad de aportar lo mejor a nuestros amigos. Y por el trabajo hecho y por el que nos espera le conviene tener la mejor ejecutiva. Nosotros apostamos por mantener nuestra representación", manifestó ayer el portavoz del PSC, Miquel Iceta, al tiempo que avisó que la delegación catalana debe ratificar los nombres que el PSOE proponga para la ejecutiva federal.

Nadie descartaba que el presidente catalán, Pasqual Maragall, pueda poner hoy los puntos sobre las íes si Montilla no se sienta en la ejecutiva.

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