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Más control para la banca mundial

El acuerdo de Basilea II, presentado ayer, beneficiará a los bancos en los que prime el negocio minorista

La banca mundial ha vivido numerosas crisis por no saber o no querer controlar sus riesgos. En la década de los noventa no han faltado episodios como los protagonizados por el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), el Crédit Lyonnais, el Barings o el Hypobank, entre otros. En ocasiones, destaca una gestión fraudulenta de sus gestores, pero en todos subyace el descontrol en sus riesgos, que les llevó a una situación de descapitalización. El acuerdo de capital aprobado en mayo de este año y presentado ayer en Basilea (Suiza) quiere dificultar que las entidades caigan en el descontrol de sus riesgos, se descapitalicen y pongan en peligro los depósitos de sus clientes. A este acuerdo se suman voluntariamente los países del mundo que lo desean, además del núcleo fundacional del pacto (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos, Suiza, Reino Unido, Suecia, Canadá, Estados Unidos y Japón), más España y Luxemburgo.

La nueva norma fija tres métodos para medir riesgos, a elección de cada banco o caja
Se sigue el principio de que el negocio con pequeños clientes acarrea menos problemas
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Mandar sin imponer

"El nuevo acuerdo de capital supone un gran avance en la regulación prudencial y demuestra el compromiso de fomentar la estabilidad financiera", apuntó ayer Jaime Caruana, presidente del Comité de Basilea, en la presentación del texto, de 235 páginas. Caruana descartó que este instrumento vaya a tener un efecto apreciable en las fusiones bancarias, más condicionadas por "otros factores". El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, añadió que Basilea II "permite al sector financiero producir mayor crecimiento duradero para el mundo económico".

El acuerdo es el segundo gran paso dado por las instituciones financieras mundiales. El pacto anterior, de 1988, introdujo un sistema de cálculo del capital necesario para cubrir el riesgo de crédito de los bancos, estableciendo un mínimo de capital del 8% sobre los activos según el riesgo.

Basilea II, que entrará en vigor a finales de 2006, pretende mejorar las mediciones que hacen los bancos sobre sus propios riesgos, de modo que el capital que los respalda esté más ajustado a sus negocios. Así, mientras el acuerdo en vigor cubre sólo dos tipos de riesgos -el de crédito y el de mercado-, el nuevo introduce también la medición del riesgo operativo (riesgo de que se produzcan pérdidas como resultado de procesos, personal o sistemas internos inadecuados o defectuosos, así como de acontecimientos externos).

También se ha incorporado una mejora en la supervisión y una mayor transparencia en las cuentas. Esta normativa, que llegará al mercado europeo por la vía de la directiva, establece tres métodos de medición de riesgos, a elección de cada banco o caja. El sistema estándar es el más sencillo y parecido a Basilea I, al estar basado en parámetros externos únicos. Las entidades financieras podrán optar, además, por adoptar un sistema avanzado, con modelos de gestión de riesgos internos que tendrán que ser aprobados por el supervisor, o por un modelo intermedio en el que algunos parámetros serán estándar y otros se basarán en sistemas de la propia entidad.

La implantación de las nuevas normas de Basilea II será muy diferente para unos bancos y otros, dependiendo del tipo de negocio al que se dediquen. Eso sí, según estimaciones de la consultora PriceWaterhouseCoopers, tendrá un coste de 20.000 millones de dólares (16.423 millones de euros) para los bancos de Europa, Asia y Estados Unidos. Los ganadores de Basilea II serán los que tengan posiciones más fuertes en las actividades donde menos capital se exija. Dentro del negocio minorista, los estudios realizados hasta ahora por expertos y entidades bancarias coinciden en señalar que los bancos minoristas (atienden a pequeños clientes individuales y pymes) de Europa ahorrarán más capital que el resto porque ese negocio será uno de los que menos capital consuma.

Según un estudio de BNP Paribas, los cinco bancos europeos mejor posicionados a este respecto son Abbey National, Bank of Scotland, Bank of Ireland, Lloyds y Barclays Bank. Los bancos hipotecarios serán ganadores potenciales en la nueva etapa. Basilea II considera las hipotecas como los préstamos de menor riesgo por contar con la garantía real de la vivienda y les libera de parte del capital que ahora se exige con las reglas de Basilea I.

El negocio del seguro perderá parte de su atractivo. Hasta ahora, la compra de una aseguradora permitía al banco financiarla en parte con deuda subordinada. A partir de ahora, eso ya no será así "y requerirá más capital para hacer el mismo negocio de seguros", según dijo Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto, en el curso organizado esta semana por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

La posición en mercados emergentes se pagará más cara con Basilea II. Esta normativa exige más dotaciones que las actuales para las entidades con filiales en esos países, lo que perjudicará al BBVA y al Grupo Santander, entre otros. Los negocios de gestión de activos, banca privada, fusiones y adquisiciones, que operan con balances muy reducidos, exigirán fuertes cantidades de capital, de las que ahora están liberados.

El nuevo acuerdo aumentará el capital que consumen las carteras industriales, por lo que perderán rentabilidad. La consecuencia directa será que las entidades deberán seleccionar mejor sus operaciones y buscar directamente la rentabilidad financiera de la inversión industrial. La actividad con dinero de plástico, así como el leasing (alquiler con opción de compra), también se verá beneficiada porque se exigirá menos capital.

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