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Turquía libera a la diputada Layla Zana, símbolo de los nacionalistas kurdos

La ex diputada nacionalista Layla Zana, todo un símbolo para los 12 millones de kurdos de Turquía, fue puesta ayer en libertad después de pasar 10 años en la cárcel por haber hablado en lengua kurda ante el Parlamento. Zana, premio Sajarov del Parlamento Europeo en 1995 y candidata al Premio Nobel de la Paz, abandonó la cárcel de Uluncalar de Ankara, en medio de una muchedumbre de simpatizantes kurdos que la aclamaban, junto con los ex diputados nacionalistas kurdos Hatip Dicle, Orhan Dogan y Selim Sadak, excarcelados por orden del Tribunal Supremo. Esta decisión sin precedentes, dictada después de que los magistrados ordenaran la repetición por defectos de forma del juicio que ratificó su condena en 2001, despeja el camino de Turquía hacia la Unión Europea. Bruselas, que debe fijar el próximo mes de diciembre una fecha para el inicio de las conversaciones de adhesión con Ankara, había advertido de que no iba a aceptar la incorporación de ningún país con presos políticos.

La histórica decisión del Supremo turco coincidió ayer con el inicio de las emisiones en lengua kurda en la televisión estatal turca TRT y con la apertura de la vista del recurso presentado ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por Abdalá Ocalan, líder de la guerrilla separatista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), contra su condena a muerte -conmutada después por prisión a perpetuidad- por un tribunal especial antiterrorista turco.

Layla Zana, de 44 años, y sus compañeros de filas del Partido Democrático (pro kurdo), fueron juzgados en 1994 por uno de los denominados tribunales de seguridad del Estado, uno de cuyos tres miembros era siempre un militar. Después de tomar posesión de su escaño en el Parlamento de Ankara con la fórmula ritual en turco, Zana pronunció en kurdo la frase: "Lo prometo para que los pueblos turco y kurdo puedan vivir juntos en un marco democrático". En su cabeza lucía también una cinta con los colores de la bandera de Kurdistán: amarillo, verde y rojo. Tres años después le fue levantada la inmunidad parlamentaria y fue juzgada y condenada por "traición" y "atentar contra la integridad del Estado".

Leyla Zana llegó a la política después de haber sido detenida, torturada y humillada por las fuerzas de seguridad cuando visitaba a su marido, el ex alcalde de Diyarbakir Mehdi Zana, encarcelado tras el golpe de Estado protagonizado por el Ejército en Turquía en 1980.

El Parlamento y la Comisión Europea se felicitaron ayer por su liberación y la de sus compañeros.

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