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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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El tránsito y el cinematógrafo

A punta de revólver. Es así como la historia del cine científico -y luego también del cine espectáculo- comenzó. Muchos años antes de los hermanos Lumière, el astrónomo francés Jules Janssen apunta su revólver fotográfico hacia el Sol, inmortalizando así el pasaje de 1874 del planeta de la más bella de las diosas del Olimpo sobre el disco solar.

En ese momento, el tránsito de Venus por delante del Sol era un medio fundamental para el cálculo de la distancia entre la Tierra y la estrella que nos da la vida: la llamada unidad astronómica, base de todas las mediciones celestes y que brinda una idea del tamaño de nuestro sistema solar.

Janssen fue un reconocido cazador de eclipses de su época y más tarde el fundador del Observatorio de Meudon, al sur de París. Hasta el tránsito de Venus, nunca había utilizado la fotografía en términos astronómicos, pero dadas las dificultades de cronometrar con precisión los momentos en que los discos de ambos astros se tocan, pensó que con ella se podrían obtener resultados más exactos, y acceder así a una mejor estimación de nuestra distancia al Sol.

Ya desde 1867 -con la máquina de escribir- se disponía de un medio práctico para escribir rápido y prolijo. Quizás inspirándose en esto, le viene al astrónomo la idea de crear un artilugio mecánico con el cual poder registrar una secuencia rápida de imágenes: así es como nace su revólver fotográfico.

Este fue el primer aparato estrictamente cronofotográfico: un revólver que utilizaba dos discos, uno con doce orificios (el obturador) y otro con uno solo (que estaba sobre la placa sensible del daguerrotipo). El primero daba un giro completo cada 18 segundos, de modo que cada vez que una ventana del obturador pasaba delante de la ventana del segundo disco, la placa sensible se descubría en la porción correspondiente de su superficie, formándose una imagen.

A pesar de la innovación, el revólver de Janssen no obtuvo los resultados esperados. Las imágenes que produjo eran difusas y distorsionadas, de modo que el ojo de un observador terminaba siendo más preciso en sus mediciones. Quizá su futuro inmediato, a fin de cuentas, no estaba en la astronomía.

Siguiendo las ideas del astrónomo y con los pies un poco más en la tierra, será el inglés Eadweard Muybridge en 1878 el primero que conseguirá registrar el movimiento de seres vivos, disponiendo en serie múltiples cámaras fotográficas. A éste seguirá el fisiólogo Etienne-Jules Marey, quien logrará reducir el tiempo de exposición con su fusil fotográfico de 1882.

Y nos vamos aproximando a las primeras filmadoras. En mayo de 1891, Thomas A. Edison presenta el kinetoscopio, invención que utilizaba rollos fotográficos -fabricados por George Eastman desde 1884- en vez de fotogramas aislados. A partir de este invento y de las técnicas para proyectar dibujos animados, los hermanos Lumière darán con el mecanismo de uña, sistema más sencillo para el avance intermitente de la película perforada.

El 28 de diciembre 1895, Auguste y Louis Lumière hacen una primera presentación pública de su invento, proyectando la película Salida de los obreros de la fábrica Lumière en el sótano del Grand Café des Capucines, a pocos pasos de la ópera de París. Se cuenta que sólo asistieron 33 personas, entre ellas Georges Méliès. Luego de un par de días, la gente hacía cola a la espera de la siguiente función.

D. Capdevila, A. Gangui y M. Linares Moreau son investigadores del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (Buenos Aires, Argentina).

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