Un deportista de corazón
El triatleta Gómez Noya, campeón mundial sub 23 en 2003, decide seguir compitiendo pese a una grave malformación cardiaca
Un viejo axioma de los cardiólogos sostiene que todos los grandes deportistas tienen un corazón raro y que cuanto más extraño es mejores son. A nadie le extraña, pues, que Javier Gómez Noya, un gallego de Ferrol nacido en Basilea (Suiza) hace 21 años, sea uno de los mejores triatletas del mundo. Su corazón es diferente. Desgraciadamente.
Gómez Noya, campeón mundial sub 23 en 2003 y octavo en el campeonato absoluto de Madeira, en mayo pasado, sufre una malformación congénita cardiaca, una valvulopatía aórtica, con la que no se sabe que nadie más haya llegado a competir al más alto nivel.
Siempre que acude a la obligatoria revisión médica, la última en febrero, Araceli Boraita, jefa del servicio de cardiología deportiva del CSD, asumiendo su obligación de colocar la salud como prioridad máxima, le emite un certificado de "no apto" y le desaconseja el deporte de competición.
Sin embargo, pese a las cada vez más frecuentes muertes súbitas de deportistas en plena acción por problemas cardiacos no detectados, Gómez Noya, que defiende su derecho a hacer con su cuerpo lo que quiera, desatiende la advertencia. Así, ha firmado un consentimiento informado en el que asume la responsabilidad de todo lo que le pueda pasar. Ha visitado, eso sí, a otros cardiólogos, pero todos le han ratificado el diagnóstico de Boraita.
Los informes que ha recibido Gómez Noya de los especialistas le avisan de que mantenerse en la alta competición puede costarle un deterioro quizás irreversible en su patología y la posibilidad de necesitar en breve, antes de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, una válvula artificial, que le acortaría su esperanza de vida y le obligaría a tomar para siempre una medicación anticoagulante. Pero él ha elegido el triatlón aunque le acorte su existencia.
"Soy un triatleta más. Si tuviera problemas de salud, no estaría compitiendo así. Está todo controlado", afirma Gómez Noya; "los que me controlan piensan que puedo hacer triatlón. Si tuviera riesgos, me lo prohibirían. Eso de acelerar la necesidad de una válvula no se puede saber. Mi situación no va a cambiar de un día para otro".
"Es un caso excepcional en el deporte de alto nivel", comenta Boraita; "fue presentado, de forma anónima, al congreso en Colonia de la Sociedad Europea de Medicina del Deporte. Fue discutido por los asistentes, cardiólogos y especialistas de gran experiencia y prestigio,que no alcanzaron la unanimidad sobre cómo enfocarlo".
La aorta de Gómez Noya tiene una válvula bicúspide con solo dos velos para regular el flujo y evitar el reflujo, en vez de los tres normales, en la conexión del ventrículo izquierdo, por donde el corazón pone en circulación la sangre. Esta anomalía puede propiciar graves infecciones por endocarditis bacteriana en intervenciones de pequeña cirugía o manipulaciones dentales, que sirven de puerta de entrada a los gérmenes. Otra posible complicación es la aparición de depósitos de calcio, que causarían un estrechamiento severo que obligaría a reemplazar la válvula por una artificial.
En un triatleta de élite, que debe nadar, pedalear y correr a intensidades máximas, no se sabe a ciencia cierta qué más puede ocurrir. "Es algo inédito", insiste Boraita; "hay ciertas patologías cardiacas que suponen riesgos, pero no se pueden cuantificar. La válvula aórtica bicúspide está incluida entre las causas más frecuentes de muerte súbita, especialmente si hay afectación de la raíz de la aorta. El ejercicio implica modificaciones importantes en la presión arterial y la fuerza contráctil del corazón, lo que puede originar una rotura de la aorta, mortal el 80% de las veces".
Gómez Noya no se asusta. Es un deportista de corazón. Mayor disgusto para él, estudiante de ingeniería forestal, ha supuesto no estar por decisión técnica en la selección española para los Juegos Olímpicos de Atenas. Así que su carrera es contrarreloj, contra la degradación de su corazón, contra los pronósticos pesimistas, para llegar como nadie a Pekín 2008.
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